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miércoles, 7 de agosto de 2019

Este jueves un relato "Así empezó todo"


Después de mucho tiempo de estar ausente, este jueves vuelvo para acompañar a Teresa en esta convocatoria. 
Un poco falta de musas, pero con muchas ganas de participar, acá dejo lo que ha salido.





Todo empezó con ese regalo de cumpleaños tan particular y  tan deseado por una niña, mezcla de chiquilla y pre adolescente. 
La intuición  le decía que era algo lindo. Entonces abrió el paquete y lo primero que percibió fue el aroma a cuero impregnando sus sentidos. Pensó que era un libro, pero al sacarlo definitivamente de su embalaje comprendió que se trataba de un diario íntimo. Era perfecto, tenía unas llamativas tapas rojo intenso con dibujos labrados en negro que sobresalían victoriosos de su plana textura y le daban volumen a la portada. 
Sus dedos, ansiosos, trataron de abrirlo para contemplar la blancura de sus páginas, pero un candado, dorado y tan vulnerable como su inocencia, sellaba la apertura. 
Rebuscó en el embalaje y encontró, por fin, dos llaves iguales atadas con un cordón. Separó una y la colocó en el candado. El diario, ya entregado a quien sería siempre su dueña, se abrió de par en par para ser conquistado por  la magia de un mundo de tinta y letras.
A partir de ese momento las palabras comenzaron a jugar y fueron completando los espacios en blanco de cada página. Primero fueron frases sueltas, descripciones cotidianas de sus días. Después comenzaron a tomar forma de poemas, a veces cuentos, otras confesiones. Siempre escritas como un ritual, en las penumbras nocturnas, bajo la luz de una luna que hacía de musa y cómplice, tanto de ella como de su pluma. 
Nunca le contó a nadie que durante muchos anocheceres había creado un universo de pensamientos, un libro escrito de rimas y prosas poéticas. Tanto lo ocultó, por miedo a que se rieran, que hasta ella misma se olvidó de haberlo hecho.  
Muchos años después de aquellos días, visitando a sus padres y ya dedicada a su profesión que nada tenía que ver con las letras,  la rueda de la vida la llevó a encontrar el diario en un cajón olvidado de su vieja casa natal. Estaba cerrado, tal como lo había dejado, pero esta vez el candado cansado y oxidado se abrió sin dificultad ni necesidad de llave a su antigua dueña.  Ante sus ojos de adulta se desplegaron, sueltas y amarillas, una inmensidad de páginas escritas.  Todas eran el reflejo de lo que había sido y soñado. Otro futuro tan distinto  fluyendo en esencia y sentir. 
Se miró en el espejo de la cómoda  que estaba justo frente a ella. Era tan distinta y lejana de lo que estaba leyendo que entendió que toda su vida había vivido equivocada por cumplir sueños ajenos.
Definitivamente en esas páginas estaba lo que siempre había sido y querido ser. Era hora de cumplir los propios sueños.
 Sindel Avefenix

Para leer más comienzos ir a lo de  Teresa - Puntos Suspensivos

Gracias, Tere




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