Esta semana Charo - ¿Quieres qué te cuente? nos invita a escribir sobre los pecados capitales, teníamos que elegir uno, pero no pude resistir la tentación y elegí estos cuatro:
Intenta abrir los ojos, pero una pereza absoluta y aplastante abate su intento.
Cae en un sueño, en el cual está recostado en un sofá azul, como el que tiene Alan, su mejor amigo, en su departamento. A su lado está Eli, la novia de Alan, completamente desnuda y dormida. Sobre el piso hay dos botellas vacías que no puede definir de que son, y dos copas volcadas. Todo lo que ve en ese confuso sopor es la razón de una envidia sana hacia su amigo. El departamento, la novia, la posición económica que le ha dado su carrera militar. Todo lo que él no ha podido lograr hasta ahora.
Reintenta abrir los ojos y salir de esa locura que sueña. No puede. Vuelve otra vez a la misma escena, pero ahora pasa algo peor. Alan abre la puerta de entrada, y llama a Eli anunciando que su vuelo se aplazó por la tormenta que está llegando.
Quiere despertar antes que Alan llegue a la sala, pero no puede. La pesadilla continúa y empeora.
Alan entra a la sala, con un grito de espanto confirma que ha visto todo, a su novia desnuda, a su amigo recostado a su lado, los dos borrachos después de una noche de lujuria. No puede controlar su ira, grita, insulta y sin darles tiempo a nada saca el arma de su cartuchera y dispara a quemarropa...
... Despierta, su cabeza pesa una tonelada y está mareado, pero por fin despierta.
Un dolor intenso en el pecho le impide ponerse en pie, a su lado Eli está cubierta por un manto de sangre, el sofá azul se ha teñido de rojo. Frente a él ve a su mejor amigo apuntando a su cabeza y volviendo a gatillar una vez más.
Sindel Avefénix
Más pecados capitales en lo de: Charo
¡Gracias, Charo!
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
No era un sueño. Y la ira puede ser algo realmente peligroso.
ResponderEliminarSí, bastante peligrosa, como en este caso.
EliminarGracias!
Un buen relato donde los pecados capitales los has ido colocando en su punto justo. Yo me quedaría con la lujuria es el que menos daño hace jejeje
ResponderEliminarBesotessssssssssssssss
Jajaja es cierto! Igual todos hemos cometido estos pecados alguna vez. Gracias por pasar. Besos :)
EliminarTodos los pecados a escena, incluso el asesinato. Una novela corta es lo que nos has regalado. Abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias Ester! Me alegra mucho que te haya gustado. Besitos.
EliminarHola Sindel, menuda entrada te has marcado, querida amiga. Me has dejado seca,sin respiración. En la historia has conjugado perfectamente
ResponderEliminarcasi todos los pecados. Y si bucaas bién aún encontrarias otro el de la gula. porqué al bebida también es eso. Aplaudo tu aporte a los jueveros. un abrazo.
Ah, se me escapó ese, bueno lo doy por hecho. Gracias por tus palabras y por tu opinión que siempre me gusta leer.
EliminarUn beso.
Todos los pecados en uno, tú siempre poniéndotelo más difícil todavía.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Tracy! Me salió así, soy un poco retorcida, lo sé! jaja
EliminarBesitos.
Buenas tardes, Sindel:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato.
Soy de los que no cree en envidias sanas ni en bellezas interiores (la lista de lo que me convierte en incrédulo sería interminable) Sí que creo en el carácter premonitorio de los sueños y en la importancia de las ensoñaciones.
Está claro que tu protagonista a sus pecados descritos une la condición del cobarde que necesita de la excusa del alcohol y de la coartada de la desmemoria para portarse tal y cómo quiere ser.
Un abrazo, Sindel
Solamente un cobarde comete estos pecados y sobre todo traiciona a un amigo de esa manera. Pero hay de todo en este mundo, siempre es buena excusa decir que se estuvo ebrio, o se olvidó.
EliminarGracias por tu comentario, Nino, es un gusto leerte!
Abrazo enorme.
No era un sueño... ufff... que giro has dado, yo pensaba que despertaría y todo sería una pesadilla pero era aún más real... estaba en un momento tal vez de duermevela o así lo entendí yo... Tremendo texto el que nos dejaste Sindel... me ha erizado la piel...
ResponderEliminarBesines grandes...
Lo entendiste bien, era un estado entre ebriedad y sopor. Confusión, o tal vez negación de sus actos.
EliminarGracias Perla por pasar!
Beso enorme.
Excelente. Un texto impecable que enlaza los más graves pecados a consecuencia de una cruel traición.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muchas gracias, Moni! Me alegra mucho leer tu opinión.
EliminarTraición y pecados van de la mano.
Besitos.
Un relato impactante.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias! Besos.
EliminarEn esos pecados capitales los ojos se revisten de Sabiduría.
ResponderEliminarGracias.
Un Abrazo.
Gracias a vos Olga! Un abrazo.
EliminarSuelo pensar que la lujuria no es ningún pecado, siempre que sea algo libre y consentido. En este caso es es desencadenante de una muerte al menos y probablemente dos por lo que si que me parece grave.
ResponderEliminarEs muy humano, creo yo, sentir un poco de envidia por el amigo, pero llegar a esos extremos....
Un texto magnífico Sindel!
Muchas gracias por participar.
Un beso
No creo en los pecados, creo en los sentires buenos y malos, todo se puede sanar mientras venga del alma. En este caso creo que le ha costado cara la traición más que los pecados.
EliminarUn beso.
Cuántos de estos casos se ven últimamente!!! ...es que si la lujuria a mi entender, no debería considerarse pecado, creo que la ira es una de las características más humanas...
ResponderEliminarTremendo texto ...felicitaciones.
Un beso ...y me quedo por aquí disfrutando de más.
Muchas gracias Alma y bienvenida a mi blog! Ahora paso a leerte! Un beso enorme.
EliminarVaya, creo que tenía un sentimiento de culpa tan grande que soñó lo que pretendía que sucediera. Es más, creo que propició todo para que Alan lo descubriese e hiciese justicia.
ResponderEliminarUn abrazo Sindel
Un buen punto de vista! Me gusta que lo hayas interpretado así.
EliminarGracias! Un abrazo.
Que te digo ya, si todos los compañeros han visto que eres una artista!! magnífico, engancha tu texto. ¿será pecado? jajaaja
ResponderEliminarBesos
Jajajaja dicen que todo lo que engancha es pecado? Gracias Rosa! Beso enorme.
EliminarUn sueño hecho realidad, o una realidad soñada. La lujuria y la traición son malas compañías por separado, así que juntas son nefastas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una cosa lleva a la otra cuando no se saben manejar los sentimientos y sobre todo cuando se es mala persona.
EliminarGracias Pepe por tu comentario.
Un abrazo.
Me ha encantado el final, como ese sueño se convierte en premonitorio...
ResponderEliminarBesos.
Genial! Gracias Juan Carlos! Un abrazo enorme.
EliminarUn gran relato. La pesadilla hecha realudad entre la bruma de la resaca.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias! La realidad siempre gana.
EliminarUn beso.
Mal final le espera...Esos pecados capitales, acabaron en otros mayores: traición y asesinato.
ResponderEliminarMuy bueno, todo puede suceder.
Muchos besos, guapa
Gracias Carmen! A veces la realidad supera a la ficción, esperemos que no.
EliminarUn beso.
Magnifico relato. La mezcla de los siete pecados capitales resulto en una explosión. En este caso, el arma de fuego elimino algunos he hizo estragos en el otro. Genial, Sindel.
ResponderEliminarBesos
Un relato magnífico. Un sueño, ¿una premonición? Seguirá dormido aún y todo es un aviso. Nos has hablado de todos los llamados "pecados capitales", de los que el menos reprobable es la lujuria, según mi forma de pensar.
ResponderEliminarUn beso.