La tumba vacía
La bruja le había dicho que el
conjuro solamente daría resultado si conseguía tierra de una tumba vacía
bañada por la luz de luna. Lidia estaba tan obsesionada en recuperar a su
marido que ni lo dudó, y esa misma tarde fue al camposanto del pueblo, bolsa y
cuchara en mano. Esperó que cerraran el lugar escondida tras un mausoleo.
Una vez que cayó la noche y salió
la luna comenzó a caminar buscando la tumba vacía para conseguir el pedido. No
le costó demasiado, a pocos metros de donde estaba vio la tumba que necesitaba,
vacía, iluminada por la luna y a estrenar. Se agachó despacio en el borde de la misma y comenzó con su
tarea. La tierra estaba seca y le costaba juntarla, pero se inclinó un poco más
hacia la tierra húmeda y juntó todo lo que pudo. Cuando estaba a punto de
incorporarse, sintió una mano sobre su hombro e inmediatamente un feroz golpe
en la cabeza que la impulsó justo dentro de la tumba. Cayó de bruces llenándose
la boca y la nariz con tierra, intentó darse la vuelta pero la tierra que le
echaban encima ya estaba haciéndose pesada.
Luchó por liberarse de esa pesadilla, pero a los pocos minutos murió
ahogada.
Como todas las noches el guardia
del cementerio había salido a hacer la recorrida nocturna y ante la
amenaza de leyendas urbanas sobre
muertos que salían de sus tumbas llevaba siempre consigo una pala. En cuánto viera
alguno le pegaría con ella en la cabeza
y lo volvería a su sitio. Iba perdido en sus etílicos pensamientos cuando la
vio. Al principio no lo pudo creer, una mujer
tratando de escapar de su tumba,
demasiado avivada para lo que él esperaba de un zombie. Sin
dudarlo ni un segundo cumplió con su desafío, palazo en la nuca y asunto
terminado. Ahora sí tenía una buena anécdota para contar en el bar a sus
borrachines amigos para que lo respetaran más.
Nunca más se supo nada de Lidia,
la buscaron por todos lados, algunos decían que la habían visto por última vez cerca
del cementerio, otros no opinaban. Su ex marido salió beneficiado, Lidia se
había negado durante años a darle el divorcio, pero ahora que había pasado el tiempo, y lo habían declarado legalmente viudo por fin podría casarse con su
amante y disfrutar de todos los bienes que había heredado.
Sndel Avefenix
Vaya empeño tonto el querer recuperar al marido, hay amores que matan, por este murió dos veces. El relato es bueno, te hace ponerte de parte de ella, y cuando le pegan el golpe levantas la cabeza para ver quien es, la quieres defender, la sorpresa llega cuando todo es inevitable y un borracho remata la faena. Un abrazo
ResponderEliminarY a veces estas cosas suelen salir al revés de lo que esperamos.
EliminarMuchas gracias Ester, un besote.
Tiene tu relato un puntito tragicómico innegable. Ahora bien, el asunto de ser enterrado vivo es una de las fobias recurrentes que han atravesado la historia, sobre todo cuando eso de "está muerto" se declaraba y firmaba con procedimientos tan "seguros" como el espejito delante de la boca del presunto finado.
ResponderEliminarUn beso
Me imagino la cantidad de pobres personas que habrán sido enterradas vivas, un horror.
EliminarPor suerte hoy en día está más controlado.
Gracias Valaf, un abrazo.
Me encanto la manera de revertir en un instante los planes de la mujer me sorprendio,buenisimo
ResponderEliminarHola, bienvenida y muchas gracias por leerme.
EliminarUn abrazo.
Me encanto el modo en cambiaron los planes de la mujer,fue algo inesperado,felicitaciones Sindel.
ResponderEliminarBienvenida Susana, muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
¿Tan borracho estaba el guardián del cementerio para confundir a Lidia con un zombie? ¿Realmente piensa que le van a creer?
ResponderEliminar¿El ex se salió con la suya? Tal vez su amante le saque el dinero. O tal vez la pase bien, después de todo, tal vez Lidia era demasiado posesiva.
Creo que da para continuar la historia, Lidía revive de una forma y otra para vengarse...del guardián del cementerio.
Que historia tan lograda.
Jajaja Cuántas preguntas!!! Las respuestas te las dejo a vos.
EliminarUn abrazo.
Vaya con el vigilante borracho. Claro que estaba ágil la mujer, como que estaba viva, jejejeje.
ResponderEliminarBuen relato y con un buen final. Pobre Lidia,sin imaginárselo que gran favor le hizo a su marido.
Besos
Y al final el que busca, encuentra. En este caso quiso buscar algo para hacer daño, y encontró su final.
EliminarUn beso.
Estoy con Valaf en que tu relato tiene algo de tragicomedia. Es casi risible ver a ese borracho pala en mano devolviendo muertos a sus tumbas.
ResponderEliminarLo peor es que el ex se quedara tan ricamente con su amante.
Besos
Jaja Así es Leonor, quise darle un toque de humor encubierto, para que no fuera esta vez uno de mis trágicos relatos.
EliminarGracias!!! besos.
Muy divertida y sorprendente historia Sindel!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Lao!!!
EliminarUn abrazo.
Pobre Lidia, ¿acaso no sabía que la mejor muestra de amor es dejar volar a quien amamos si ese es su deseo? Muy caro pago su empeño en intentar retener al marido infiel, y sinceramente, creo que alguien que no nos ama no merece tantos sacrificios.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Estoy de acuerdo con vos, pero esos amores obsesivos se vuelven ciegos y llevan a hacer cualquier cosa.
EliminarMuchas gracias Narci, un beso.
Lidia tenía que haber estudiado brujería en otros libros para recuperar el amor de su marido.
ResponderEliminarPuntazo le has dado con el vigilante nocturno pensando en amenizar las tardes en el bar. Jajaja
Como ya te han dicho: tragi-cómico texto.
Besos y sonrisa. :)
Me gusta que lo hayan sentido así, esta vez quise darle un toque diferente a como escribo normalmente y veo que lo conseguí.
EliminarMuchas gracias por leerme!!!
Besos :)
De donde se desprende, que a esos lugares solo hay que ir, cuando es irremediablemente necesario
ResponderEliminar.
Un abrazo.
Ya lo creo Juan, particularmente no voy nunca.
EliminarUn abrazo.
Pobre mujer... Al fin y al cabo no hacía nada malo.
ResponderEliminarUn beso.
Es el precio por intentar retener algo que no era suyo.
EliminarUn abrazo.
Por si las moscas yo no iré a recoger tierra allí, mejor la compro en bolsas precintadas...
ResponderEliminarUf, me ha dolido el palazo.
Un abrazo y tu cafelito.
Jaja pero el hechizo no te daría resultado!!! Igual mejor no meterse en esas cosas no?
EliminarUn besote.
Es que para ser sepulturero creo que debería ser condición indispensable no creer en extrañas resurrecciones de muertos. Tampoco creo que sea muy apropiada esa aficción a los excesos etílicos. ¡Pobre mujer!.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tantas noches solitarias deben ser el conductor ideal para esas bondades etílicas.
EliminarUn abrazo!!!
Pobre Lidia, qué mala suerte!!
ResponderEliminarMuy bueno el guardia del cementerio, me ha encantado el personaje jajajja
Un besote grande!!
Jajaja creo que varios lo odian, y otros le han tomado cariño!!!
EliminarGracias preciosa, besotes!!!
Jolín, menuda historia! Por un lado terrorífica por lo que le sucede a la pobre mujer por hacerle caso a una bruja, y por otro la imagen del guarda borracho imaginando que la mujer es un zombi...ja ja ja ...me parto de risa. Lo has bordado Sindel, enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias por participar
Un beso
Gracias Charo. Que bueno que te guste como resolví tu propuesta. Un toque de humor nunca viene mal.
EliminarBesotes :)
Pobre Lidia! Qué final y que crédulo el guardia del cementerio, mucho Walking Dead!
ResponderEliminarMe encantó como lo contaste y hasta me dolió el palazo en la cabeza, aunque lo que más duele es el aprovechado del ex marido.
Un beso!
Jaja yo creo que estuvo mirando muchas películas de zombies. Y bueno así son las historias terminan como uno menos las espera, no siempre ganan los buenos.
EliminarUn besote.
Esa bruja debió haber entrevisto el peligro si tan bruja era... Sin dudas la fuerza del amor, a veces empuja tan fuerte que no se miden los riesgos, que yo, ni loca me adentraría en un cementerio a escarbar la tierra por el amor de nadie. Mala suerte para la pobre Lidia, quien podía imaginar las creencias del guardia y su adicción a empinar la botella? Muy buen relato, me has tenido en tensión hasta el dramático final!
ResponderEliminarBesos:
Gaby*
Muchas gracias Gaby!!! La verdad yo tampoco haría una cosa así y menos para retener algo que se quiere ir, pero el amor suele a veces provocar que se hagan esas cosas.
EliminarUn beso enorme. :)
No hay que porfiar amores, si nuestro enamorado se va: buen viaje, no que en tu relato ha salido ella perdiendo por un sin fin de cosas.
ResponderEliminarMe ha gustado y el guarda del cementerio es un puntazo.
Yo pienso igual Tracy, mejor dejar ir. Pero esta mujer no lo vio así para su desgracia.
EliminarUn beso.
Si alguna me pierdo, no me busquéis de noche en un cementerio. Por muy bueno que resulte el conjuro, prefiero renunciar a lo que sea antes de pasar por una experiencia semejante.
ResponderEliminarMuy bueno con esa dosis de humor negro.
Besitos.
Jaja Belén me hizo reir mucho tu comentario.
EliminarGracias por leerme, un beso enorme.
¿Pero quien le dió el aprobado a esta bruja? Suspenso pero sin pensar. La verdad Sindel que es un relato con el que terminas sonriendo a pesar del dolor de la mujer, pero imaginar al enterrador dando palazos, borrachote perdido... Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra mucho que todos lo sintieran así, los comentarios que me dejaron son fantásticos, creo que esta vez lo enfoqué de manera distinta.
EliminarGracias por pasar.
Un besote.
Pobre mujer, ya podia haber intentado un conjuro mas facilito...por eso no hay que fiarse mucho de las brujas. Cuando el marido quiera irse, puertas abiertas.
ResponderEliminarUn beso
Exacto Rosa, yo ni loca hago algo así.
EliminarNunca terminan bien estas cosas.
Un beso.
Los conjuros y las brujas poco pueden hacer, ante un marido con ganas de olvidarte.
ResponderEliminarLo mejor es dejarle ir y celebrar la soltería.
Muy bueno tu relato amiga.
Besos .
Yo pienso lo mismo amiga, pero hay gente que se empecina en retener al otro a cualquier precio.
EliminarUn beso enorme.
Me gustan esas historias que cambian por un factor imprevisto, como es este sepulturero borrachín y miedoso.
ResponderEliminarBuen relato, amiga. Besos.
Gracias Juan Carlos, esta vez el giro es un tanto de humor negro.
EliminarUn beso.
Quizás era abstemia pero el alcohol y la ingenuidad se aliaron para llenar la tumba vacía. Pobre Lidia!
ResponderEliminarBesos!
Siempre suceden cosas imprevistas en el momento en que creemos que logramos el objetivo.
EliminarUn beso.
jejeje un inesperado revés para algo que ya venía truculento...eso de apelar a conjuros desde el camposanto no podía terminar bien jejej muy buen relato, Sindel, lo disfruté mucho. saludos jueveros.
ResponderEliminar=D
Hola Moni, que bueno leerte de nuevo, gracias por la visita.
EliminarUn besote.
Y al fin encontró la paz.....Muy ingenioso final para una historia muy bien escrita, que nos va cambiando de sendas, hacia un destino inesperado.
ResponderEliminarbesos y buen domingo!
Terrorífico, pero excelente relato, querida Sindel. Enhorabuena. Muchos besos.
ResponderEliminar¡Dios mío! Pobre Lidia. Quien la mando hacer conjuros, que horror.
ResponderEliminarBuen relato!
Saludes