Unos días después del funeral de su marido, Luisa tomó la decisión.
No tenía coraje para enfrentarse a los ojos enormes de su hija que seguramente iban a odiarla después de la confesión, así que tomó una pluma y escribió sin parar varias carillas de una carta que sería su liberación.
Comenzó contándole que su papá y ella habían tratado durante años de agrandar la familia, primero por todos los medios naturales sin éxito y luego iniciando los trámites de adopción que nunca habían salido. Cuando ya se habían dado por vencidos, se les presentó una última oportunidad. Era una época oscura en el país, así que sin hacer preguntas aceptaron hacerse cargo de esa bebé que les había llegado del cielo, sin trámites, sin esperas, solamente con la condición de callar de por vida su origen . Y así lo hicieron. Como no sabían su verdadero nombre la llamaron Lorena.
Al principio vivían con miedo a que pudiera saberse de donde había salido. El hombre que hizo la entrega solamente les dijo que había sido dada a luz en uno de los centros de detención clandestinos y que su madre había muerto, por lo que o mataban a la niña o borraban las huellas dándola en adopción ilegal. Después con el paso de los años todo aquello fue quedando aparentemente en el olvido, y pudieron tener una vida normal, sin sobresaltos.
Pero Luisa nunca había podido vivir en paz con la culpa del silencio sobre sus espaldas, su marido la tenía amenazada para que no hablara. No veía la hora de librarse de él para poder devolverle a Lorena la identidad que le había sido robada, como a tantos otros niños que por suerte después de tantos años estaban encontrando su verdadero origen, y sus verdaderas familias.
Cuando terminó la carta la ensobró y la dejó sobre la mesa de luz de su hija que estaba dormida. La besó en la frente, fue al living y se sentó a esperar.
Sabía que le esperaban tiempos difíciles, pero lo peor para ella ya había pasado.
Sindel Avefénix
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Encarni - BRISA DE VENUS
Gracias Encarni!!!
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