Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes que se encendiera la señal roja. En el indicador de paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. Ensayo sobre la ceguera, José Saramago
Aceleró a fondo. Había sido una noche intensa y deseaba llegar a su casa a borrar de su cuerpo los restos del desastre que había ocasionado. No fuera cosa que lo atraparan justo ahora.
Hacía meses que había dejado de tomar la medicación, desde que lo despidieron del trabajo su economía era caótica y tenía otras necesidades primarias antes que calmar esa puta enfermedad que lo acosaba cada tanto. De cualquier manera los últimos meses había perdido el control pocas veces. Casi siempre y con varios comprimidos de sedantes había podido reprimir sus impulsos. Pero esta noche había sido una especie de anticipada despedida.
¿Cómo podía uno ensañarse con quienes, sin duda, iban a morir?... Sólo tenemos derecho a odiar lo que es eterno. El gatopardo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa
Todo el viaje de regreso se hizo esa pregunta, mientras recordaba lamiéndose los labios, los actos sangrientos a los que había sometido a esa sucia prostituta antes de asesinarla. Había un placer extra en hacer sufrir a sus víctimas antes de darles el tiro de gracia. Se lo pedía el cuerpo, la mente, y esa voz, que constante, le ordenaba cometer sus crímenes. Esta vez había sido bastante benévolo. El tiempo lo estaba volviendo blando, pero tampoco tanto como para no darse el gusto de concretar sus cruentas fantasías.
Apenas llegó a su casa, metió la ropa ensangrentada en el lavarropas y lo puso a andar. Después se duchó, preparó un café y tendió su cuerpo desnudo en la cama.
Ya tenía preparado todo para la entrevista laboral a la que asistiría al día siguiente. El puesto era casi suyo, tan solo faltaba pasar la última entrevista para fijar el salario.
Antes de quedarse dormido su mente repasó todo lo que había hecho aquella noche, una parte de él sintió un escalofrío, pero lo reprimió pensando que con el nuevo empleo podría comprar la medicación y su instinto podría ser dominado. Uno no podía estar en todo, eran cosas de la vida. Y se durmió con la consciencia tranquila mientras se repetía a sí mismo.
-¡Mañana, mañana terminará todo! El jugador, Fiódor DostoyevskiMás relatos con párrafos incluídos en lo de: Mónica - NEOGÉMINIS
Gracias Moni!!!
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
Una víctima se convierte en victimario. O tal vez es la justificación que se dice a si mismo, para seguir adelante con sus crimenes sangrientos. Tiene la siguiente sangre fría para borrar sus huellas.
ResponderEliminarTal vez el próximo paso sea, en ese caso, terminar con quienes se oponen a sus ambiciones.
Habría que ver si toma la medicación o si se deja ganar por sus "instintos"
EliminarUn abrazo.
jaja buenísimo!...encantador el modo en que el personaje se intenta justificar pensando que con el nuevo empleo podrá comprarse su medicamento! jeje...te salió original y redondo! Muchísimas gracias por participar, Sindel!
ResponderEliminar=)
Gracias Moni, me costó mucho decidirme entre los párrafos para poder armar algo racional. Me alegra mucho haber cumplido con tu expectativa. Un beso
EliminarAprovechas para denunciar la precariedad a la que se llega con la falta de trabajo. Muy bien unido el relato nuevo y tuyo con los dados para la iniciativa. Es como un resumen de una buena novela. Abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias Ester! No sabía bien como enfocarlo y me alegra leer los comentarios lindos que me dejan.
EliminarUn beso.
Una buena construcción para un relato escalofriante...El hombre puede convertirse en un monstruo, si no es capaz de dominar sus diabólicos instintos...Tus letras ligeras, claras y bien llevadas nos muestran una realidad, que actualmente acosa al mundo en distintos paises...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo inmenso por tu maestría y buen hacer, Sindel.
M.Jesús
Muchas gracias! Detrás de cada hombre hay algo que puede ser malo, o bueno, en este caso no resultó ser nada lindo.
EliminarUn abrazo enorme.
Una historia muy bien estructurada. El sicópata nunca se sabe lo que piensa, y al final siempre es tarde.
ResponderEliminarUn abrazo
Son mentes tan perversas que nunca podrán ser descifradas.
EliminarGracias por pasar Carmen, Un beso enorme.
Una historia impresionante! La mayoría piensa que la medicina es una excusa para el delito, otros difieren lo dicho. Tres párrafos muy bien empleados en tu trama. Genial!
ResponderEliminarBesos
Gracias Yessy! No creo que haya medicinas para aplacar una mente tan perversa! Estos tipos son tan locos que son capaces de creerse eso, para detener un poco su instinto.
EliminarUn beso.
¡Qué horror! Esa clase de seres antisociales que probablemente pretexten enfermedad y falta de trabajo para comentar esos actos que requiere su lado oscuro.
ResponderEliminarBesos amiga.
Siempre existirá una excusa para poder realizar sus asquerosos actos, no hay cura para tanta maldad.
EliminarUn beso!
Realmente me has dejado presa de una cierta inquietud, por este relato funesto y a veces real.
ResponderEliminarBesos
Sé que es fuerte, y eso que traté de no dar detalles, pero fue lo que salió.
EliminarUn beso!
Qué malo es no tener la medicina que se necesita, en este caso peor para los demás que para el mismo enfermo. Mañana acabará todo, tendrá un puesto de trabajo y dinero para la medicación. Has aprovechado para hacer una buena denuncia de la situación actual. Y el relato con sus párrafos incluidos te ha quedado perfecto.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Leonor! El mal del momento, la falta de trabajo, el indulto hacia los criminales, la falta de importancia cuando pasan estas cosas, y el desvío de la mirada de quienes tienen que prestar más atención a todas estas cosas.
EliminarUn beso preciosa!
Inquietante y perturbador personaje, la maldad siempre busca una excusa para aflorar, tu protagonista las tenía todas. Muy buen aporte.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias! Es como vos decis siempre existen excusas para cometer estos actos. Un beso.
EliminarDe Saramago a Dostoyevski, pasando por Lampedusa, mucho recorrido para no dejar claras sus intenciones. Misterio, muerte, justificación... ¿Impunidad?
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos
Muchas gracias Alfredo! Difícil cumplir con semejantes escritores! Un abrazo.
EliminarImpresionante como has hilvanado la historia creando un personaje y una trama oscura y de lo más interesante.
ResponderEliminarA mí me has enganchado desde el principio y la convocatoria era complicadilla.
Muy bueno!!!
Besazo!
Gracias preciosa! Me costó mucho pero salió, y me alegra saber que ha gustado!
EliminarUn beso enorme!
Impresionante! Has retratado muy bien a un oscuro personaje que no puede dominar sus impulsos...no creo que el trabajo sea la solución
ResponderEliminarGracias Charo! No creo que la maldad tenga cura yo tampoco. Un beso.
EliminarTu imaginación se disparó con un texto. COntiinuó y finalizó con otros dos. En estos coincidimos y es asombroso y maravilloso ver, como las historias no se tocan.
ResponderEliminarTu relato sobresale por esa ferocidad que provocan todas las "circunstancias" de tu protagonista.
Has estado a tu propia altura, que no es fácil...Felicitaciones amiga.
besos
Muchas gracias preciosa! Es cierto elegimos párrafos iguales pero la imaginación da para mucho y creo que con este jueves ha quedado demostrado lo que son capaces de hacer todos con las palabras! Un beso inmenso.
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