SEMANA 23 DE 53
Esta semana los invito a inspirarse en esta palabra
TIERRA
Y este es mi aporte:
No quedaba mucho tiempo, el desaliento era su compañero mientras caminaba por ese páramo en el que se había convertido el mundo. Con sus pies desnudos iba palpando esa tierra tan devastada, desierta de paz, desbordada de sangre, seca de futuro. Llevaba la mano apretada en un puño, y dentro de ella un tesoro que había heredado de sus antepasados. Esos mismos que habían contado a través de generaciones que en otros tiempos la tierra había sido su hogar, un lugar que cuidaban y adoraban, donde cultivaban sus alimentos y a la que le rendían culto. Donde no existían las fronteras, y los dioses eran todas las cosas de la naturaleza, porque en ella estaba todo lo que necesitaban para ser felices.
¿Qué había pasado con el hombre en todos estos años? ¿Qué triste enfermedad lo habría convertido en un depredador de su propio espacio? ¿Cómo había permitido que ese lugar, que había acunado tantos sueños, acogido tantos seres, regalado tanta riqueza, ahora fuera un suelo árido de vida y humanidad? No podía hallar las respuestas. Sus pensamientos se detuvieron en el mismo instante en el que las plantas de sus pies se toparon con un pequeño montículo que aun conservaba algo de humedad. Hincó sus rodillas sobre él y con los ojos empañados de emoción y cansancio, miró al cielo comenzando a cantar una antigua oración nativa mientras con un dedo dibujaba un hoyo profundo en la tierra. Entonces supo que había llegado la hora de cumplir con su destino, abrió su mano y con sumo cuidado depositó dentro del hoyo la última semilla de esperanza que quedaba en el mundo.
Sindel Avefénix
Imagen y frase tomadas de la Web (C)(R)
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