Nunca voy a olvidarlo, jamás.
Fue impactante ver desde que salimos de casa a toda la gente de la ciudad caminando por las calles. Íbamos envueltos en banderas, vestidos de celeste y blanco, cantando, saltando, bailando. Algunos iban en auto, tocando la bocina, sacando el cuerpo por las ventanillas, exhalando esa euforia imparable de la alegría.
Caminamos sin darnos cuenta poco más de dos kms por Av. Rivadavia, y una vez que llegamos a la Plaza del Congreso, ya no pudimos avanzar más. No entraba ni un alfiler. Mi papá me subió a sus hombros y me dijo que mirara bien, que esto no lo volvería a ver más. Y tenía razón, desde mis diez años hasta ahora, nunca más volví a ver algo así. Todo un país unido, cantando, festejando que Argentina había salido campeón mundial de fútbol en su propio territorio. Ese mismo territorio que ocultaba una de las peores verdades de un país asolado por el poder de la dictadura y la destrucción. Todo un país sublimando lo que realmente pasaba, unidos para eso y desunidos para todo lo demás.
Pocos años después todos conocimos la verdad, algunos seguramente ya la sabían, otros hacían como que no se daban cuenta, y los demás realmente no sabíamos lo que pasaba, porque eramos demasiado jóvenes, o demasiado ciegos.
Y así supimos que no es oro todo lo que reluce. Que hacía años que nos distraían, que mientras a nosotros nos entretenían con el mundial, en muchos centros de detención clandestinos asesinaban gente inocente; y mientras gritábamos los goles miles de gritos eran silenciados con un balazo en la nuca; que mientras creíamos que el país era el mejor del mundo, lo peor del mundo pasaba a nuestras espaldas. Los peores crímenes, las mayores vejaciones fueron tapadas durante años con distracciones. Hasta que por fin un día nos despertamos y recuperamos la libertad. Pero ese período, largo, en que estuvimos anestesiados nos costó miles de vidas, miles de muertes, miles de identidades robadas, de abusos, de perversiones, de torturas, de infiernos.
Nunca voy a olvidarlo, jamás...
Sindel Avefénix
¡¡¡Gracias Tere!!!
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
Todo un brillo para oculta la oscuridad.-
ResponderEliminarExacto, pero no fue demasiado intenso. Un abrazo.
EliminarLo de ustedes fue mucho más cruel que en Uruguay, por otra parte, soy del interior y allí no se vivió la realidad de Montevideo. Pero recuerdo sin duda el mundial del 78, pan y circo.... besotes
ResponderEliminarÉpocas oscuras, que ojalá no vuelvan nunca más. Gracias por tu comentario Abril. Un beso.
EliminarME MARAVILLA COMO ESCRIBIS
ResponderEliminarUN ABRAZO INMENSO
Muchas gracias! Abrazo.
EliminarSiento muy cercanas esa triste y desgarradora vivencia...vivo en Chile, a la par que esa bella Argentina, mi país fue sometido , oprimido y vejado...ocultándose en las sombras y brillando sin más con otra cara...
ResponderEliminarBuen relato de una triste verdad...
Afectuoso abrazo
Bienvenida a mi blog! Muchas gracias por tus palabras, que entiendo porque sé que la han pasado bastante mal también, Un beso.
EliminarEs la cruel realidad de muchos paises donde se adormece al pueblo con futbol o programas de television para que no vean ni piensen. Que pena
ResponderEliminarBesotessssssssssssssssssss
Claro! Nos distraen, hoy también sucede lo mismo, pero con cosas un poco más leves. Un beso y gracias por pasar.
EliminarNo consuela, ya lo sé pero esas cortinas de fútbol se han utilizado en muchos lugares. Un abrazo
ResponderEliminarLo sé, Ester. Siempre se usa algo para distraer al pueblo. Un beso.
EliminarEs verdad que una celebración puede ocultar por un momentos las desgracias que nos envuelven diariamente, pero después cuando se vuelva a la realidad el dolor es mayor.
ResponderEliminarBesos
Ya lo creo, el dolor es inmenso y la culpa también de haber estado tan ciegos.
EliminarGracias, preciosa. Un beso.
Ufff, Sindel que relato más duro, que realidad más triste, más aterradora... esto demuestra que somos títeres en un mundo en el que los que mandan mueven los hilos... que pena...
ResponderEliminarMuchos besinos...
Gracias Perla, es una realidad dolorosa por la que ha pasado mi país. Un beso.
EliminarLos de siempre, siempre nos tienen engañados por algún lado. Recuerda el gran día que pasaste con tu padre.
ResponderEliminarSí eso es lo único bueno que me queda de esas épocas. Gracias Marcos y bienvenido a mi blog. Un abrazo.
EliminarBuenos días, Sindel:
ResponderEliminarMe he emocionado leyéndote.
Quienes niegan el poder de la palabra, sólo tienen que acercarse a tu blog.
¿Me permites reproducir el primer párrafo en mi blog?
Un abrazo fuerte y sentido, Sindel.
Muchas gracias por tus palabras! Es un gusto ser leída por vos, y más aún saber que mis letras te llegan. Con respecto a mi texto puedes llevarlo donde gustes. Un abrazo enorme.
EliminarBuenos días, sindel:
EliminarGracias por permitirme reproducir el primer párrafo de tu relato.
Un fuerte abrazo.
Profundo tu relato, cuenta una gran verdad, la mayor parte de las veces intentan entretener al pueblo con cosas así para que no se den cuenta de lo que en realidad está pasando.
ResponderEliminarMuchos besos, me ha gustado mucho.
Sí, a veces pasan demasiados años en los que nos mantenemos distraídos, pero de todo se aprende. Gracias por pasar Carmen.
EliminarUn beso enorme.
Dicen que el fútbol es el opio del pueblo, un gran circo para que la gente vea lo que quieren enseñar y se olvide del resto.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente definición! Gracias por tus palabras.
EliminarUn beso.
Es así, Sindel. Nos has traido a la memoria una de las más oscuras etapas de nuestro pasado que conviene no olvidar. Lo que nos hacían ver aparentaba ser oropeles, justicia, alegría y por las napas subterráneas de la realidad, la verdad era otra. Lamentablemente no podemos dejar de pensar que, quizás en otra medida y con otras características, esa estrategia del engaño y el doble discurso se sigue dando en varios niveles y lamentablemente comprobamos que solemos tropezar varias veces con la misma piedra. Quizás contribuyamos nosotros mismos para que el barniz del engaño siga teniendo vigencia y logre tapar lo que noconvenga ver.
ResponderEliminarMe quedo reflexionando.
un fuerte abrazo
Moni admiro tus palabras, es así, en cierto sentido seguimos en la misma mentira. Pero esta vez al menos tenemos la libertad de querer saberlo, o de querer seguir engañados.
EliminarUn beso enorme.
Valiente, realista y duro tu relato, Sindel. Las dictaduras acostumbran a silenciar su mezquindad y sus crímenes con distracciones banales con las que hipnotizan a los pueblos. El circo, porque a veces no dan ni pan.
ResponderEliminarVosotros al menos tuvísteis la determinación de terminar con esa pesadilla y terminaron ante un tribunal. En España, el dictador murió tranquilamente en su cama, e incluso hoy en día, él y su régimen, todavía gozan de privilegios, calles y monumentos.
Un abrazo
Todos cargamos con la historia de las dictaduras terribles que asolaron nuestras patrias. Es cierto que aquí despertamos, pero fue a causa de una guerra sin sentido, otra de tantas cosas que hizo la dictadura. Allí parece que por fin se nos abrió la cabeza.
EliminarLamento que por allá no les haya llegado el castigo a los causantes de tanta violencia.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo inmenso.
Es así, una dura realidad. Los gobiernos siempre quieren aparentar, esconder, tomar provecho de estos grandes eventos para perpetrar sus vilezas. Pero muchos ciudadanos saben lo que está pasando. Pero como tú dices se hacen los sordos, o se resignan. Que hacer contra la fuerza del poder de los más altos?
ResponderEliminarBesos
Luchar, siempre luchar. Nunca darse por vencido y creer que existe un mundo mejor. Eso creo que hay que hacer.
EliminarGracias Yessy por pasar.
Un beso.
Tremendo amiga, pero es una triste y dura realidad, les interesa tenernos entretenidos, sin pensar ni plantearnos nada, cuanta menos cultura mejor, qué triste :(
ResponderEliminarGran relato Kari!
Muchos besos y muchísimas gracias por estar!
Muchas gracias, amiga. Fue un gusto participar en tu propuesta, iba a escribir algo más alegre, pero pensé que a veces está bueno mostrar las realidad que fuimos viviendo.
EliminarUn beso enorme.
Esta vez tu relato no tiene nada de ficticio, por desgracia ha sido una cruda realidad. Lo peor de todo es que hoy en día aún se utilizan esas técnicas de distracción y adormecimiento para el pueblo, para tapar las miserias que no quieren que veamos. Poco a poco vamos avanzando pero muy lentamente...¿o no?
ResponderEliminarUn beso
Sí, demasiado lento, pero no importa, al menos avanzamos!
EliminarGracias por tus palabras. Un beso enorme.
Hola Sindel.
ResponderEliminarUn duro y real relato, y pienso que no se debe perder en el olvido, refrescarlo en la memoria siempre viene bien, me ha encantado amiga. Últimamente ando alejada de los blogs pero tu bello relato me ha atraído hasta aquí, leerlo y comentarlo. Muchas gracias por compartir tus letras.
Besos.
Lola Barea.
Gracias Lola! Es un placer que hayas venido a visitarme, te agradezco mucho tus palabras.
EliminarUn beso enorme.
La receta es tan antigua como la Humanidad, Karina. Ya lo hacían los romanos para contentar al pueblo: pan y circo. En las cloacas del Estado suele oler a podrido, en este caso a carne masacrada de miles de ciudadanos que se atrevieron a soñar con un mundo mejor y más justo. Es bueno no olvidar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Así es Pepe, siempre se taparon estas cosas. Pero tarde o temprano todo sale a la luz. Gracias por pasar!
EliminarUn abrazo enorme.
Desgraciadamente eso no ha pasado sólo en tu país
ResponderEliminarEs cierto! No se lo deseo a nadie. Un beso.
Eliminar"Pan y circo"- es lo que muchas veces nos dan, y no nos damos cuenta lo que se esconde detrás. Tu relato me recuerda a aquel "mundialito" organizado en mi país y que tuvo un fin similar. Una triste realidad, años dolorosos, que por ser niñas aún, los vivimos sin entender mucho lo que estaba sucediendo en verdad. Muy bien narrado como siempre Sindel, lo que hace que sea un gusto leerte.
ResponderEliminarBesos, y mis disculpas por estar ausente en varias semanas de palabras. No me gusta faltar a la cita semanal, así que ya buscaré el modo de reengancharme. :)
Gaby*
Gracias Gaby, fuimos todos castigados por esto. Pero es cierto eramos demasiado pequeñas para entender.
EliminarNo te preocupes, preciosa, sé que estás a mil con tus proyectos y eso me alegra mucho.
Un beso enorme.
No se puede y no se debe olvidar algo así. Tuvo que ser terrible. Suele ocurrir que el poder anestesia al pueblo para que no "vea". Pero tarde o temprano todo sale.
ResponderEliminarMuy bueno, me he metido y me has trasmitido el sufrimiento de tu país.
Mi sentimiento va con todos los argentinos.
Un abrazo muy grande :)
Muchas gracias! Fueron épocas oscuras, pero creo que aprendimos muchas cosas, entre ellas a no volver a permitir que algo así suceda.
EliminarUn beso inmenso.