Nota: Rescaté este relato que escribí hace unos años para un concurso, que por supuesto no gané. Pero me pareció buena idea retocarlo, agregarle detalles y presentarlo este jueves para dar origen al personaje central y a una historia que podría ser el inicio de otra más grande.
Otra vez iba a llegar tarde al trabajo, tantas salidas
nocturnas le estaban costando caro a la hora de levantarse. Siempre pensaba que
no había heredado nada de sus padres, un militar estructurado y un ama de casa sumisa que la habían criado
con demasiada rigidez. Eso, entre otras diferencias que saltaban a la vista. ¡Misterios de la genética! le decían sus padres cuando hacía demasiadas preguntas sobre su piel morena y sus ojos negros, siendo que ellos, ambos, eran blancos y de ojos claros.
Bajó del autobús, perdida en sus pensamientos, y comenzó a caminar casi al trote por la Plaza de Mayo. Estaba llena de mujeres
que llevaban pañuelos blancos en su cabeza. Todas sostenían grandes carteles con retratos de sus hijos, cientos de hombres y mujeres, todos desaparecidos durante la última dictadura militar, según reclamaban.
No entendía nada de ese tema ya que
en su casa estaba prohibido mencionarlo. Pero sus compañeros de trabajo hablaban mucho sobre ello, sobre las torturas, los robos de niños que nacían en cautiverio y los asesinatos.
Siguió caminando distraída esquivando a esas mujeres con su
dolor para poder atravesar la plaza, hasta que un impacto de frente la detuvo. Una de esas señoras se había
cruzado en su camino y ella en su despiste la había
atropellado.
La miró a los ojos para pedirle disculpas por su torpeza,
pero la mujer al verle el rostro
empalideció y sin decirle nada, al borde del llanto, le mostró el retrato que
tenía en sus manos.
Al principio no se dio cuenta, pensó que era una broma, una coincidencia o un producto de su imaginación a causa del mal dormir, pero no, no era nada de eso. Cuando lo observó bien sintió que en su interior se respondían todos sus interrogantes.
Definitivamente la mujer embarazada del retrato que sostenía esa señora de pañuelo blanco en sus temblorosas manos, era, salvando el detalle del peinado y la ropa pasada de moda, igual a ella.
Sindel Avefénix
Más Génesis de un personaje en lo de: Mónica - Neogéminis
¡Gracias Mónica!
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
Ahhhh entrañable historia que nos toca nuestras fibras más íntimas dada la cercanía del momento histórico y la profundidad de las heridas causadas en tantas vidas como la de tu protagonista. Has hecho muy bien en reeditarla para esta convocatoria en la que los personajes surgen con fuerza, reclamando que alguien cuente sus historias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y gracias por sumarte.
Muchas gracias, Moni. Después de mucho buscar inspiración, recordé este relato que me pareció adecuado para tu propuesta, porque queda abierta la historia a lo que vendrá y tiene un personaje para trabajar mucho. Beso enorme.
EliminarTremendo relato, aun duelen esas historias, solo lo adiviné al toparme con las mujeres del pañuelo blanco. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, escribo mucho sobre estas épocas negras de mi país, es algo que siento que tengo que conservar en la memoria de todos.
EliminarUn beso.
Un relato muy original.
ResponderEliminarbesos
Es bueno reiniciar esta historia de plomo y pañuelos blancos como aves, para evitar que el tiempo borre o la ignorancia acalle.
ResponderEliminarNi Argentina ni el mundo deben olvidar.
Un beso.
Así es, Juan! Nunca hay que olvidar estos flagelos contra la vida. Un abrazo.
Eliminarhas conseguido que se me erice el vello, una historia que de tan real, no me extrañaría hubiera ocurrido.
ResponderEliminarUn abrazo Sindel
Muchas gracias! No me resultaría raro que haya pasado, tal vez de otra manera, pero en la realidad.
EliminarUn abrazo.
Yo si que hubiera premiado tu historia, porque el dolor no se borra, porque la crueldad mancha.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Rosa! Muchas gracias! Un beso.
EliminarMuy bien narrada esa historia y es tan real y tan cercana. Aquí también hubo casos de esos aunque no se ha hablado tanto. Esa mujeres de pañuelos blancos merecen un final feliz.
ResponderEliminarUn beso.
Ya lo creo que sí. Son cosas que ocurren en muchos lugares del mundo, por suerte acá se hizo bien publico y así jamás se olvidará. Un abrazo.
EliminarEstremecedora historia que podría ser real.
ResponderEliminarUn beso, Sindel.
Muchas gracias, Tracy! Tal vez lo fue, o alguna parecida. Un beso.
EliminarEste personaje está a la orden del día, amiga mía. Afortunadamente, están salindo estos casos a la luz. Muy buena idea has tenido. Bravo. Un beso.
ResponderEliminarSí, en todos estos años se fueron descubriendo muchos casos así. Un beso y muchas gracias por pasar.
EliminarAsí pasa mil veces. La vida te hace andar pasos que te llevan a la verdad, a tu verdad. Y todos los por qué empiezan a tener sus porques...
ResponderEliminarMe ha llegado esta historia tuya...
Tanto realismo... Tanta verdad.
Un beso enorme.
Muchas gracias, Mag! Es bueno siempre descubrir la verdad, aunque al principio nos duela saberla. Un beso.
EliminarQue relato tan estremecedor, me ha erizado hasta el ama, Sindel. El final de tu protagonista es impactante. Que golpe tan fuerte para la chica, no debes dejarnos sin continuación. Me encanto la creación de tu relato, te quedo súper genial.
ResponderEliminarBeso
Muchas gracias, linda! Seguramente en algún momento lo seguiré. Un beso enorme.
EliminarHola hermosa, cuantas madres hay en espera y busca, llenas de esperanza por encintrar lo perdido.
ResponderEliminarEmotiva, triste, bella y muy real.
Un abrazo.
Ambar
Gracias, Ambar! Todavía quedan tantas madres y abuelas con sus sueños rotos, ojalá todas puedan encontrar lo que buscan.
EliminarUn beso.
un relato que mueve muchas emociones. Me encanta como desarrollas estos temas.
ResponderEliminarbesos
uchas gracias, Karin! Un beso enorme.
EliminarQué bueno Sindel! En pocas palabras nos has contado una historia muy impactante y que emociona. Unos personajes, sobre todo el de la madre que apenas se vislumbra, con una historia aterradora que contar...Qué pasará a partir de este momento? me encantaría saber más...
ResponderEliminarUn beso guapa!
Una histori real y estremecedora, que se ha podiso dar y se han dado casos bien extraños de recuperación de los descendientes de aquellos que fueron en su dia aniquilados por la dictadura. Las madres de Mayo han sido las artífices. Honor para ellas. Saludos amiga Sindel
ResponderEliminar¡Qué decir! Es una historia muy desgarradora vitalmente. Intuye que no está allí, que no pertenece a ese mundo y, en unos segundos, se le revela la verdad. También es tan real. Genial texto. Un beso.
ResponderEliminar