15 escalones de mármol blanco...
Así es la escalera de entrada de la casa en alto en la que viví desde que nací, hasta hoy.
En cada escalón tengo un recuerdo. Un resbalón, un secreto, el primer beso y el amor.
El amor, que esperaba con ansiedad el fin de semana para florecer, entre inocencia y miedo, cada tarde de domingo cuando toda la familia terminaba de almorzar y los mayores se quedaban hasta la noche tomando y jugando al truco hasta el hartazgo sin moverse del comedor.
El amor que comenzó en la travesura de escaparnos de los grandes para no aburrirnos y terminó con la necesidad de escondernos de ellos y también de nosotros mismos.
Al principio nos escabullíamos un rato, sin salir a la calle para que no nos vieran desde el balcón, para sentarnos sobre los escalones inmensos y frescos de la escalera. Muy cerquita uno del otro sin saber que hacer. Hasta que una tarde de verano cuando ya la adolescencia nos latía en la piel, el rato se hizo eternidad en un beso. Entonces supimos que ese refugio de mármol blanco iba a ser el testigo silencioso de nuestros pecados. El pecado de amarnos y de convertir poco después el beso en entrega. El pecado de mentirles a todos durante años. Hasta que empezaron con las sospechas.
Yo no sé como pude seguir viviendo después de que sin darnos explicaciones, ni preguntarnos nada, mis tíos dejaron de venir a casa y mandaron a su hijo de viaje a Buenos Aires con la excusa de que estudiara una carrera en la gran ciudad.
No sé como soporté la ausencia sin despedida y el silencio impuesto, ni como reprimí el llanto ovillado en mi garganta cuando después de un tiempo vino de visita mi tía y nos dio con euforia la noticia de que su hijo estaba de novio y a fin de año, antes de terminar la carrera, se casaba.
Lo que sí sé es que, más allá del dolor del adiós físico, todo lo que hizo con su vida desde su forzada partida fue para salvarnos. Lo sé porque me lo dijo en la única carta que pudo mandarme y que rescaté del cajón donde mis padres la habían escondido, muchos años después de que fue escrita.
La verdad es que yo nunca más pude volver a sentarme con alguien sobre esos escalones que fueron nuestros y que empapé con mis lágrimas, todos los siguientes domingos de los siguientes diez años que pasaron desde que se fue.
La verdad es que yo nunca más pude volver a sentarme con alguien sobre esos escalones que fueron nuestros y que empapé con mis lágrimas, todos los siguientes domingos de los siguientes diez años que pasaron desde que se fue.
Pero ahora es mi turno para bajar esta escalera sin mirar atrás.
Lo haré esta noche, vestida de blanco y fría como ese mármol, lista para ir a mi boda y reconstruir mi vida. Porque ahora me toca a mí salvarme y perdonarme esta culpa reincidente de seguir amándolo más allá de cualquier otro destino que la vida nos imponga.
Sindel Avefénix
Muchas más historias de escaleras en lo de: Charo - ¿Quieres qué te cuente?
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
Precioso y triste. Dulce y doloroso como todos los amores condenados a no ser olvidados, porque lo imposible los convierte en eternos. De blanco como la escalera de blanco mármol.Ojalá el tiempo entibie el alma de quien merece olvidar y ser felíz. Precioso....
ResponderEliminarun fuerte abrazo. Karina
Muchas gracias, linda. Es un placer volver y ser siempre tan bienvenida. Besos
EliminarDos placeres: uno tu vuelta y el otro leer lo que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo, guapísima.
El placer de recibirte y de ser leída por vos, es mío. Un beso enorme.
EliminarEl nudo en la garganta me lo has pasado a través de tus letras...cualquiera que lea puede pensar que es solo una historia inventada como cualquier otra, pero creo que en cada niña que empieza a llegar a la adolescencia hay una escalera como esta...quizás para algunas, el final termine como un cuento de hadas o quizás otras, recordando el amor de niñez...pero todas llevamos alguna escalera en la memoria..
EliminarBesosssss....bellísimo relato
Es cierto, de hecho este relato está inspirado en la escalera de mármol de la casa de mi abuela, aunque no la historia de amor que es pura ficción. Un beso.
EliminarEsos padres que ocultaron esa carta, que mal le hicieron a su hija.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo! Un abrazo.
EliminarMe encanta que estés de vuelta y nos des algo tan agridulce.
ResponderEliminarUn besito,
Noa
Muchas gracias, siempre es un gusto volver. Besos
EliminarAmores con lazos de sangre siempre prohibidos, pero ha habido tantos. Una historia creíble y bien narrada, el final cuando el traje es del mismo color que la escalera y los sentimientos tan fríos como el mármol. Un placer cada vez que nos dejas que te leamos. abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias, reina. Los extraño! Por eso esta vez me sumo a la propuesta. Un abrazo inmenso.
EliminarQué bueno que te hayas sumado al relato juevero, me alegra mucho volver a leer una nueva entrada tuya, la verdad es que te echo de menos, ójala pronto pienses en alguna iniciativa para volver a estar otra vez todos juntos.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, linda. Yo también los extraño mucho, pero estoy haciendo otras cosas que me dejan poco tiempo. Ya volveré con ustedes, es lo que más deseo. Un beso inmenso.
EliminarSíndel, nos dejas un relato en primera persona y lo has escrito dejando la piel en cada linea...Impresionante, amiga...Has conseguido que nos impliquemos con la protagonista, nos duela su dolor y la sintamos de blanco mármol...Muy bueno por su claridad, su realismo y su prosa sencilla y amena.
ResponderEliminarMi felicitación por tus buenos posts y...
Mi abrazo y mi cariño por tu vuelta.
Muchas gracias, compañera. Me alegra mucho que me visites y saber de vos. Un beso enorme.
EliminarEcho de menos tu poesía.
ResponderEliminarBesos.
Ya volverá! Gracias. Un beso.
EliminarUna preciosa historia de amor no comprendido, que tuvo como testigo mudo esas escaleras.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por tus palabras, Carmen. Besos
EliminarQue bonito lo cuentas Sindel, haces que hasta el dolor de la pérdida se sienta menos por la belleza de tus letras. No tarde tanto en regresar, deja que te disfrutemos.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, San! Yo los disfruto mucho a ustedes, también, pero los tiempos se me acortan a veces. Intentaré estar más seguido en los jueves. Beso enorme.
EliminarBuenas noches amiga me has emocionado con tú relato , es como si se al leerte estuviéramos reviviendo esa historia de amor tal vez prohibida por los lazos de la sangre . Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo y una feliz semana.
Gracias, Campirela! Tus palabras son muy lindas. Besos
EliminarQue hermoso y sublime texto, Sindel. Una historia de amor que nunca se dio, por circunstancias de la vida. Pero después de la tribulación, tu protagonista retoma fuerzas y decide bajar para buscar su libertad.
ResponderEliminarBso
Muchas gracias, linda. La vivieron a su manera. Un beso enorme.
EliminarHola mi querida Sindel: que bien tenerte de nuevo y poder leer
ResponderEliminartus tectos. Una historia bonita pero que termina mal. El frio del marmol caló tabién dentro de sus corazones. Estupendo escrito. Un fuerte abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias, mi reina. Me alegro mucho de que te haya gustado! Un beso.
EliminarUna hermosa historia de un amor imposible. Me ha encantado Karina.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias, Pepe. Un abrazo enorme.
EliminarUna bella historia, aunque sin final feliz. Da pena ver como dos personas que se aman son separadas a la fuerza y como cada una de ellas termina casándose con otra persona por la que no siente lo mismo. Besos.
ResponderEliminarGracias, Cristina. Siempre es un placer tenerte de visita! Besos.
EliminarHola Kari, me alegra volver a leerte. Esta historia agridulce de un amor nacido inocente y tronchado por la incomprensión conmueve profundamente. Me encantó. Un consejo, cambia el color de las letras para que se lea mejor. 😘 enorme
ResponderEliminarHola Moni! Bueno la próxima entrada cambio el color, muchas gracias por tus palabras y por tu sugerencia que siempre ayuda a mejorar. Beso enorme.
EliminarQue tristeza de amor truncado, de ilusión rota, de caricia segada por el tiempo, qué tristeza ir a la boda como quien va al matadero...
ResponderEliminarUn beso
Yo pienso y siento lo mismo que vos, pero vos lo decis siempre todo con poesía. Un beso. Muchas gracias!
EliminarQué gusto volver a leerte de nuevo! Es una historia preciosa aunque con un triste final porque ninguno de los dos olvidará nunca ese amor prohibido para los demás, tal vez por guardar las apariencias o por la intolerancia de unos padres demasiado moralistas pues después de todo solo eran primos...
ResponderEliminarMuchas gracias por participar!
Un beso
Gracias, hermosa. A veces no se aceptan esas relaciones en las que hay lazos sanguíneos, una lástima porque el amor no se busca, surge y arrasa. Un beso enorme.
EliminarBonita confesión. Desde luego que muchas personas conocieron las mariposas en el estómago con un primo o prima. Amores deseados pero censurados. Amores imposibles pero que fueron posibles en otra vida.
ResponderEliminarbeso grande Sindel
Es cierto, hay muchas historias así en algunas familias, pero en este caso ese amor no pudo continuar con su curso. Muchas gracias por pasar. Un abrazo.
EliminarEstremece tanta tristeza que guarda el corazón y la impotencia de no poder ser, ambos, un bello relato, Sindel.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias, linda. Un beso enorme.
EliminarParece que puse mi comentario donde no era...pero pude dejarlo en la casilla de Tracy..lo siento...me abrió fue esa ventana y no me di cuenta..besoss
ResponderEliminarHola Diva, ahora paso a leerlo por ahí, gracias!
EliminarComo a veces,el mármol que parece frío, puede albergar historias como la que cuentas. Es muy bonita y la imagen de la novia bajando es maravillosa aunque quizá se me hace un poco triste. En todo caso un muy buen relato que tendría que ser ampliado. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, Max! Tus palabras me alegran mucho, Un beso.
EliminarMuy buen relato. Los amores de la adolescencia que tanto marcan llegan a ser con el tiempo bellos recuerdos aunque tuvieran finales tristes.
ResponderEliminarUn beso amiga.
Sí, a veces bellos recuerdos, a veces nostalgias sin fin. Gracias, linda. Besos.
EliminarHola de nuevo después de ... ya ni me acuerdo. Llevo mucho tiempo desconectada de blogger, pero quiero volver a recuperar la esencia del blog. Por cierto, me encanta tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Jessica, yo también estoy algo desconectada del blog, pero de vez en cuando vuelvo. Besitos y gracias por pasar.
EliminarMe ha encantado tu relato, Sindel, como el amor del que trata, tiene fuerza, es profundamente rotundo.
ResponderEliminarUn beso
Escalones que ahora tendrán arroz y alegría...
ResponderEliminarUn texto excelente.
Besitos
Hola; la verdad es que son unos escalones con muchos recuerdos. Me encantó tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo.
Impresionante y maravilloso relato de una escalera... he ido viviendo al mismo tiempo que te leía, lo que ocurría en cada escalón... y al mismo tiempo he hecho un recuerdo de la escalera de la casa de mis padres, donde también fui dejando en cada escalón, vivencias de mi infancia y adolescencia.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Felicitaciones por él.
Cariños desde el corazón.
Ángeles
Hola, me pareció bellísimo tu relato. Cómo introdujiste la escalera y los recuerdos asociados a cada escalón, todo lo que tiene que ver con partecitas de una vida y lo mucho que cuesta avanzar luego de la pérdida de alguien tan amado. ¡Quedó hermoso!
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog, y me quedo a seguirte. ¿Nos leemos? Besotes, que tengas una buena semana♥
Hola hermosa Sindel.
ResponderEliminarEntre ausencia y ausencia, he vuelto hace unos días.
Hay muchas escaleras en la vida, subidas y bajadas, recovecos y esquinas, que a veces hacen que cambie el rumbo de nuestro camino.
Donde el pasado y los recuerdos hacen nido.
Un placer volver a disfrutar de tus letras.
Abrazos.
Ambar
Un relato muy bonito. Si las escaleras y cada escalón de ellas pudieran hablar tendrían mucho que contar, te felicito querida Karina, espero que estés bien. Te mando un inmenso abrazo.
ResponderEliminarme encantó el relato, siempre me sorprendes.
ResponderEliminarsaludos
Un final que me ha parecido perfecto para un perfecto relato. Cada cuál por su camino, pero unidos para siempre por ese primer amor que, todos sabemos, no se olvida nunca.
ResponderEliminarBesitos.