Los dos estuvieron de acuerdo en tomar ese atajo clandestino, aún a sabiendas de que iba a ser un camino huérfano de destino. Se tomaron de la mano y avanzaron entusiasmados por los escarpados terrenos que se iban presentando.
Miles de veces pensaron en abandonarlo, miles de veces sus manos casi se sueltan, pero lo que nunca se soltó fueron sus miradas y eso era suficiente para volver a caminar. El amor era cada vez más intenso, tanto como la necesidad de vivirlo a cualquier precio.
Pero el tiempo fue desvelando ante ellos el borde en el cual moría el suelo. Ese que tanto habían evitado.
Entonces la semilla de la duda adormecida por la comodidad del terreno conocido, germinó ante lo incierto. Y otra vez las manos comenzaron a soltarse, primero un dedo, después otro, hasta llegar a soltarse por completo, pero aún así llegaron. Acomodaron sus pies sobre el borde, que para uno era un abismo y para el otro un sueño. Ahora solo se trataba de dejarse caer, de jugarse la vida para salvarse de la muerte. Solo se trataba de tomar la decisión correcta y saltar para dejar todo atrás. Y fue ahí, sobre el mismo borde donde decidieron hacerlo.
Ella saltó primero y mientras caía invitó con una sonrisa de plenitud a su compañero a hacerlo.
Pero él no lo hizo. Aferró sus pies al borde, y como pudo, giró sobre sus talones y preso de temores comenzó a retroceder en el sendero. Caminó unos pasos y antes de irse definitivamente volteó para observar lo que había abandonado en nombre de su cobardía. Entonces la vio, elevándose del abismo, la vio llegar hasta el borde y seguir subiendo hasta que sus miradas se reencontraron. Se miraron a los ojos por última vez. Después cada uno volvió su vista hacia las direcciones opuestas que habían elegido. Y ella comprendió allí que él en realidad nunca la hubiese acompañado. Hay amores que nacen y mueren en la mentira.
Sin mirar hacia atrás, agitó levemente ese hermoso par de alas que la vida le había concedido e inicio el vuelo hacia ese lugar en el que sus sueños renacerían.
Sindel Avefénix
Más relatos en lo de: CHARO - ¿QUIERES QUÉ TE CUENTE?
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