Le agradezco la oportunidad de permitirme participar con mis relatos y por supuesto también le agradezco la cálida recepción en su blog.
Les dejo aquí el relato para los que quieran leerlo acá y en el final les dejo el link para que visiten el blog al que fue aportado y se deleiten con todas las historias maravillosas que hay.
09/12/2012 - El antídoto
09/12/2012 - El antídoto
Después de haber perdido a toda su familia por la muerte dulce, se había atrincherado en su laboratorio para encontrar el antídoto contra ese maldito virus que estaba asolando al mundo entero. Algunos de sus colegas lo habían acompañado un tiempo, pero todos habían ido contrayendo la enfermedad y se había quedado completamente solo.
No recordaba cuando había sido la última vez que había dormido profundamente. Se pasaba el día entero con la mirada pegada al microscopio, probando con distintos métodos para encontrar la cura.
Unos días antes le había tomado muestras de sangre a su último compañero, antes de que falleciera. Estudió cada movimiento, cada transformación celular, segundo a segundo y logró llegar a conclusiones bastante positivas. Pero le faltaba un paso más, solamente uno para detenerlo. Tenía que tomar la muestra en el momento exacto en que comenzaban los cosquilleos, unos segundos después ya sería tarde. Según sus conclusiones ese era el punto donde se generarían los anticuerpos que detendrían la expansión del virus al tejido celular.
Sabía que iba a tener poco tiempo, pero ya había preparado el frasco de vidrio esterilizado con la posible vacuna y un informe sobre los presuntos resultados y el momento en el que había que aplicarla. Lo único que le faltaba era comenzar a sentir él mismo los cosquilleos para confirmar su teoría.
Se preparó un café para mantenerse alerta y se sentó frente al microscopio una vez más.
De repente empezó a sentir que se le dormían los pies, como pudo se levantó, tomó una jeringa y se extrajo varios tubos de sangre. Puso una nueva muestra en el microscopio y le colocó las gotas de antídoto que había preparado para inmunizarlo. El virus VHM-07 no le hizo caso, siguió en expansión.
La desolación se adueño de su alma que ya había perdido toda esperanza. El dolor en el pecho se le había vuelto insoportable. Dándose por vencido se recostó en la silla y se adormeció.
Cuando volvió a abrir los ojos, una hora después, su cuerpo estaba casi paralizado. A rastras se inclinó en la silla y se asomó a mirar el microscopio por última vez. El virus se había quedado inmóvil, atrapado y estaba reduciendo su tamaño.
Había encontrado la cura, la vacuna que había preparado tenía que aplicarse en el momento exacto de los cosquilleos y el virus después de una hora de resistencia al fin se detenía. Eso era todo… Pero ya era tarde…
…Un sabor dulce le inundó la boca y el frasco de vidrio que había intentado alcanzar se resbaló de sus manos, ya casi inertes, haciéndose trizas y desparramando toda la solución que contenía sobre el informe que había dejado escrito.
Sindel Avefénix
"Crónicas de la Muerte Dulce" El blog de José Vicente
Deja un sabor muy amargo, no sé si eso me gusta. Pero está bien escrito, que deje un sabor amargo es producto de lo bien escrito que está. La idea de alguien que busca una cura esta en algun comic de los X-Men, en La peste escarlata de Jack London. Donde termina en un fracaso y la caida de la civilizacion. Algunos sobreviven, no necesariamente los mejores.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, en este caso deja un sabor amargo porque así se desarrolla la propuesta de José Vicente, espero que la próxima vez podamos ser más optimistas.
EliminarUn abrazo.
No me había fijado en que ya lo haías colgado en tu blog, es que mira que soy despistado. Repito que tu relato es estupendo y con un buen suspense. Engrandece las crónicas, sin duda.
ResponderEliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo Sindel.
Hola José, lo subi luego de que vos lo hicieras, para la gente que no tengamos en común y quiera leer todos los relatos de tu blog.
EliminarUn abrazo enorme!!!
Me encanta, se queda un gustillo un tanto amargo...pero es la vida misma
ResponderEliminarun saludo