Había perdido la noción del tiempo, sus piernas estaban
acalambradas y le dolía el cuerpo. Definitivamente no iba a soportar mucho
tiempo más escondido en ese pequeño contenedor.
La escasa comida que había rescatado antes de huir se le
estaba terminando, y su garganta arenosa le reclamaba un poco de agua que no
tenía.
Desde afuera se escuchaban los sonidos, pasos metálicos y
gritos. Parecía una de esas películas de robots asesinos que había visto cuando
era niño, y que tanto le gustaban. Pero no, esto era realidad y ya no le
gustaba más.
Los androides se habían apoderado del mundo. Se parecían
mucho a los humanos, tenían piel artificial, cabello, y usaban todos el mismo
uniforme blanco. Se sentían superiores y daban ordenes sin parar. Era fácil
confundirlos con la gente normal, pero él ya los tenía bien identificados.
Ya casi no quedaban seres humanos, él era uno de los últimos
y lo estaban buscando. No quería salir de allí, había visto con sus propios
ojos los experimentos que hacían con la gente, los cascos metálicos que les
incrustaban en las cabezas, y las drogas que les suministraban para
transformarlos en autómatas. Por suerte
él había logrado escapar y encontrar ese refugio para que no lo cazaran y lo
transformaran en eso.
Espero, acurrucado y temeroso. Y cuando sintió que los ruidos
externos habían cesado, se arrodilló en el contenedor. Tenía que conseguir algo
para tomar, se estaba secando.
Lentamente abrió apenas un milímetro de la tapa que lo
protegía para observar hacia afuera. El
reflejo del sol que entró por esa mirilla lo deslumbró dejándolo casi ciego. De
golpe y sin tiempo a nada, la tapa salió expulsada con violencia, él quedó al
descubierto y sintió que algo, como unas garras, lo tomaban de los brazos y lo sacaban de su
refugio con brutalidad. Pataleó, gritó y
se resistió, pero nadie lo ayudaba.
Le colocaron a la fuerza una camisa gruesa que lo inmovilizó
llevando sus brazos hacia atrás y atándolos a su espalda, quedó anulado para
defenderse. El miedo y la impotencia se adueñaron de sus sentidos, su pantalón
se humedeció sin que pudiera evitarlo. Entonces una voz gruesa y firme le habló:
- ¡Mirá dónde estabas! Hace dos días que te estamos buscando
Juan. Vos estás cada vez peor, vamos a tener que cambiarte el tratamiento para controlar
tus alucinaciones o tenerte todo el día atado a la cama si seguís
así.
Inmediatamente sintió un pinchazo en el cuello, su cuerpo se
relajó y ya no pudo ni caminar. Estaba aletargado y adormecido.
Lo llevaron arrastrando varios metros hasta que llegaron a
una entrada enorme y llena de escalones. Antes de cruzarla pudo alcanzar a leer
que decía: Bienvenidos al "Hospital de Salud Mental Dr. Izarralde."
Sindel Avefenix
Más historias de replicantes en lo de: GUSTAVO
muy buen relato, bella Sindel! te comparto uno mío, en una tónica similar, algo extenso...
ResponderEliminarhttp://www.wattpad.com/4752742-alter-ego
Besos!!!
Un estupendo relato, con un final inesperado. Recreas con acierto un clima futurista que atemoriza (será por eso que no me gustan la películas de ciencia ficción) y de eso se trata, de escribir, de crear y convencer con lo que contás. Y sí que lo lograstes...
ResponderEliminarbesos, amiga Carina
Ya no permiten que los llamados locos puedan inventarse su mundo.
ResponderEliminarComo el guión de una peli de ciencia ficción en la cual era el protagonista, el hombre único, la intriga, luego le suministraron el sueño sin sueños.
Toques de terror, fantasía, en un relato genial, te felicito.
Besitos muchos.
Demasiadas películas. Luego pasa lo que pasa, las obsesiones, las alucinaciones, y la confusión de la realidad con la ficción.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
jajjaja excelente texto!...
ResponderEliminarvaya uno a saber qué destino le resultará peor al pobre, el real o el imaginario, surgido de esas tan nítidas alucinaciones!
un abrazo.
Pobre hombre! Sin duda hubiera sido mejor su "realidad" de replicantes donde por lo menos podía sentir miedo...
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos
Gran relato Sindel, el inicio descorazona por el mundo que refleja, pero el final queda como muy amargo. Todo está en la enloquecida mente de un pobre hombre. Pero sigue siendo un mundo igualmente descorazonador, aunque sea el de una única persona.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un abrazo
Me ha gustado mucho Sindel, el modo en que nos ubicas en un escenario típico de ciencia ficción, donde se huele el miedo del protagonista y sus elucubraciones. El giro de tuerca produce un efecto perfecto, y una reubicación hacia una realidad mucho más terrenal. Sin dudas él tenía un mundo propio, pero que padecía tanto como su vida propia en el psiquiátrico.
ResponderEliminarUn gusto leerte:
Gaby*
Hola, Sindel.
ResponderEliminarDesgarrador relato que no deja indiferente. Conseguiste impactarme con tus letras.
Un abrazo.
Maat
No se espera uno terminar viendo a pobre Juan atado y conducido al centro de salud mental, más parecia un relato de cienciaficción, lo que al parecer le produjo tantos miedos.
ResponderEliminarBuen giro Sindel,
Un abrazo.
Siempre me ha fascinado el tema de la locura. Será que estoy un poco loca. Me ha encantado tu relato, más real de lo que pueda parecer. Un beso.
ResponderEliminarSin duda un buen relato para este jueves, con su parte fantástica y la otra parte tan real... como la vida misma. Me ha gustado mucho como ha derivado el relato hacia el final.
ResponderEliminarUn abrazo.
a mí no me gustaría empezar con eso de qué buen relato...bueno, sí, pero a mí manera..qué cabronaza que eres, sindel...lo cual, traducido, significa que ese inesperado final es bueno, buenísimo, pues no se espera para nada.
ResponderEliminarpor otra parte, sindel, la imaginación poder...la tuya, lo demuestra...
por otra parte, si de imaginación se ha de hablar,...eh, para gustavo, que vos también habéis tenido imaginación y...rosa de los desastres...y...como siga así, sindel, te rebajo el premio de puntuación...ajjaja...broma...
sabes, sindel, lo he dicho ya unas cuantas veces en este jueves en los comentarios, llevamos como tres o cuatro semanas con un nivel alto de escritura, un nivel basado en la imaginación y , si tú quieres, por aquello de no dárnoslas de grandes escritores, de buen escribir...y a ello, tú, estás contribuyendo...
medio beso.
Lo que más me ha gustado es como has llevado el relato, buena atmósfera futurista y nos llevas hasta ese final que nos devuelve al mundo corriente.
ResponderEliminarBueno, Sindel, besos.
Cuando a la realidad y la fantasia los separa solo un hilo, o la tapa de un contenedor de basuras...pasa lo que pasa, ¡que nos enganchaste con tu historia fantastica!
ResponderEliminarUn beso
El sueño de la razón produce monstruos, pues bien, el sueño de la locura produce replicantes. Magníficamente bien conseguido el escenario donde los escasos humanos que aún sobreviven son perseguidos y aniquilados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amiga, te has lucido, mi enhorabuena. Parece una peli de ciencia ficción pero también me parece una muy buena metáfora de lo que estamos viviendo hoy día: Un gran desconcierto social, económico y personal que semeja digno conflicto de psiquiátrico. Da un poco de miedo la fragilidad de la mente y, hoy día, hay que mantenerse fuerte.
ResponderEliminarUn besito y un café.