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miércoles, 31 de octubre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "Halloblogween 2012"




El accidente
El ruido infernal que taladraba sobre su cabeza le hizo abrir los ojos de golpe.
Estaba bastante oscuro pero llegó a distinguir que arriba suyo casi pegada a su frente había una pared  curva, aparentemente metálica. Miró hacia los costados de reojo y vio que también la rodeaban unas paredes similares. La cabeza le pesaba una tonelada y algo la sujetaba a un piso mullido donde estaba acostada. No tenía espacio para mover ni un músculo. Estaba desorientada y confundida.
De inmediato lo comprendió todo. Estaba dentro de un cajón funerario y la estaban enterrando viva. Esos golpes que escuchaba eran el producto de las paladas de tierra que le estaban echando encima y que chocaban sobre el cajón. No podía ser otra cosa.
Su mente aturdida le trajo el recuerdo del accidente, el golpe del camión contra su coche, el gusto metálico en la boca, el dolor agudo en todo el cuerpo y la pérdida de conciencia. Después la nada.
Pero estaba viva. ¡Por todos los dioses, tenía que salir de ahí! Empezó a removerse como pudo en ese tubo que la contenía, arañó las paredes de los costados hasta que le sangraron las manos y sus uñas se volvieron carne. Estiró el cuello tratando de zafarse y el crujido de las vertebras cervicales le provocó una punzada intensa.
Gritó… Gritó tan fuerte como pudo. Sus pulmones exigían más aire del que tenía para respirar, sus latidos estaban fuera de control, y antes de sentir que su corazón explotaba, alcanzó a tocar con su mano derecha una perilla que pendía de una goma.
Cuando la sacaron, al recibir la señal de alerta, no podían creer lo que había pasado.
En la clínica no  habían tenido en cuenta la posibilidad de que esa pobre mujer pudiera despertarse de su coma justo en el momento en que le estaban haciendo una resonancia magnética en tubo cerrado para determinar si había lesiones cerebrales luego del accidente.
Sindel Avefénix

Más relatos de Halloblogween en lo de: Teresa

sábado, 27 de octubre de 2012

Metamorfosis

Este es mi aporte para el reto de Mos en la orilla en su blog 
Un micro con un máximo de 180 palabras.



Le estaban quitando la última venda y no podía dejar de removerse en la silla.
Hacía tiempo que había decidido realizarse la cirugía. Su vida tenía que cambiar, estaba tan vacía que no le había importado someterse a semejante dolor, ni pagar tanto dinero.
Ahora la gente la tendría que valorar desde otra mirada. Estaba harta de su rostro, de no ser escuchada, de que nadie le diera la oportunidad de demostrar lo que había en su interior catalogándola a primera vista por su aspecto.
El cirujano le indicó que ya estaba lista para darle el alta, su rostro había quedado tal cómo ella se lo había pedido. Inmediatamente le acercó el espejo. En él se reflejaba la mujer más fea que había visto en su vida. Una sonrisa enorme se dibujó en su nueva boca despareja y fina.
Por fin había dejado de ser hermosa, y los hombres la tendrían que amar por lo que realmente era. A partir de ahora iba a demostrar que había nacido con algo más que una cara bonita.
Sindel Avefénix



miércoles, 24 de octubre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "Colores"





Poema de colores

Sombra perpetua, espiral ensortijado,
principio y fin fundidos en la eternidad.
Laberinto sin cimientos emplazados,
misterioso abismo reinante de soledad.
Enemigo íntimo de los esperanzados.
Negro profundo, negro oscuridad.

Vacío que invita a ser completado,
expectativa, amplitud, luminosidad.
Paz interior, con trazo inmaculado,
principio de todo, suave virginidad.
Incentivo para lo que no se ha creado,
Blanco brillante, blanco serenidad.

Resplandor en el mirar encandilado,
instante de quietud y realidad
Brillo que empalaga a los ojos cansados,
despliegue de energía en sincronicidad.
Ráfaga de luz en el fuego sagrado.
Amarillo sol, amarillo electricidad.

Extasis de placer e inocencia mixturados,
simpleza de estrellas en la inmensidad.
Ensoñación inspiradora de los enamorados,
horizonte y geometría de la bondad.
Manto de nube y cielo aterciopelado.
Celeste mágico, celeste suavidad.

Mejillas encendidas en lo acalorado,
hoguera de lenguas en fogosidad.
Tentación sin medida sobre lo vedado,
el amor y la sangre, furia de libertad.
Desconcertante peligro casi provocado.
Rojo caliente, rojo complicidad.

Frescura natural de aire renovado,
meditación del alma sin opacidad.
Cambio de ánimo, señal de aprobado,
hojas en primavera, brisa de liviandad.
Renacimiento de flores en lo desolado
Verde futuro, verde vivacidad.

Sindel Avefénix

Muchos más colores en lo de:  Los reporteros más coloridos

martes, 23 de octubre de 2012

La duda




Se instaló suave, imperceptible. Fue avanzando como una gota de agua que se filtra por las hendiduras de un muro. Y en cada silencio la gota se hizo lluvia, la lluvia tormenta. En cada desaparición la tormenta se hizo mar, y el mar se hizo océano.
Y el océano anegó la isla cada vez más pequeña donde había arraigado las promesas, las verdades. Queda poco espacio para sostener mis pisadas, me estoy meciendo al compás de las negaciones arañando el aire del vacío para no hundirme, aferrada a esa punta de tierra que ya está comenzando a ceder por la humedad que corre en las grietas de las nuevas contradicciones. Me está tragando la arena movediza de la duda, esa que se instaló en la geografía de mis pensamientos con el ancla de los constantes cuestionamientos. Esa  que una vez que comienza su camino jamás retrocede, carcome las verdades, corroe cada milímetro de las certezas, arrasa con todo convirtiendo en espuma cualquier punto terrenal que encuentra en su camino. Es inevitable el agua ya toca mis tobillos, intento llenar de aire mis pulmones para respirar, pero no sé si podré sostenerme a flote, hace mucho que la barca interna de mi confianza se ha hundido.
 Sindel Avefénix

miércoles, 17 de octubre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "De libros..."




Remontando mi recuerdo a mi amor por los libros la primera imagen que me viene a la mente es la de mis viejos que todas las noches se iban a acostar y leían un buen rato en la cama antes de dormir.  Siempre sentí curiosidad por esas hojas blancas llenas de letras que no comprendía, y que cuando me las leían me hacían viajar a lugares nuevos, llenos de magia y de historias maravillosas.
Apenas aprendí a leer, mi mamá me regaló mi primer libro. Era “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann. Cuando lo vi pensé que jamás iba a poder leer tanto, pero en pocos días ya lo había terminado y quería leer más.
Así llegaron a mis manos otros libros: “Príncipe y mendigo”, “Mujercitas”, “Una chica a la antigua”, “Marianela”, “Juvenilia” “El principito” y muchos más. Hasta que un día, y a escondidas, le robé a mi hermana mayor un libro que, según decían, tenía malas palabras y por eso no lo podíamos leer los más chiquitos. Lo leía a la noche escondida tras las sábanas, y descubrí que no tenía malas palabras, sino palabras maravillosas. Era “Mi planta de naranja de lima” de José Mauro de Vasconcelos.
Creo que hubo un antes y un después cuando terminé de leer esa historia de soledades, miserias, y dolor. Un niño que sufría, que se había hecho amigo de una planta y que crecía de golpe mirando y relatando el mundo desde sus ojos inocentes. 
Quizás por su simpleza es que me quedó tan grabado cada uno de sus párrafos, y de ahí en más leí todo lo que pude escrito por ese autor, encontrando siempre historias hermosas, simples y llenas de humanidad.
Cada tanto tomo el libro y lo releo. En cada edad que voy cursando le voy encontrando un significado diferente, lo voy leyendo con diferentes miradas. Lo leí con ojos de niña, de adolescente, de mujer. Ahora lo leo con ojos de mamá, de adulta, y siempre, pero siempre llego al final y lo dejo a mano en el rincón favorito de mi mesa de luz, desde donde me acompaña con sus hojas ya destartaladas y amarillas, y ese aroma a pasado que paradójicamente se hace sentir tan presente con sus mágicas palabras.
Sindel Avefénix

Acá les dejo algunas frases y párrafos del libro que me encantan:

“El sueño hace que todo se olvide.”

“El pensamiento crece, crece y se hace cargo de toda nuestra cabeza y nuestro corazón. Vive en nuestros ojos y en todo lo que forma parte de nuestra vida.”

“Mi mamá me ha enseñado que debemos compartir nuestra pobreza con quien es aún más pobre.”

“El corazón de las personas debe ser muy grande para que quepan todos aquellos a los que quiere.”

“Ahora que había descubierto lo que era la ternura, la ponía en todo lo que me gustaba.”

«La casa se fue vistiendo de silencio, como si la muerte tuviese pasos de seda. No hacían ruido. Todo el mundo hablaba en voz baja. Mamá se quedaba casi toda la noche cerca de mí. Pero yo no me olvidaba de él. De sus carcajadas. De su diferente pronunciación. Hasta los gritos de los grillos, allá fuera, imitaban el trac, trac de su barba. No podía dejar de pensar en él. Ahora ya sabía lo que era el dolor. Dolor no de recibir golpes hasta desmayarse. No de cortarse el pie con un pedazo de vidrio y recibir puntos en la farmacia. Dolor era eso que llenaba todo el corazón, con lo que la gente tenía que morirse, sin poder contarle a nadie el secreto. Dolor era lo que me daba esa debilidad en los brazos, en la cabeza, hasta en el deseo de dar vuelta la cabeza en la almohada».


"-¿Qué es eso muchacho, matar a tu padre?   
 -Sí, voy a matarlo. Ya comencé. Matar no quiere decir que uno tome el revólver de Buck Jones y haga ¡Bum! No es eso. Uno mata en el corazón. Va dejando de querer y un buen día la persona muere."

Más historias de libros en lo de: Rochies


El antídoto - Un nuevo aporte a "Crónicas de la Muerte Dulce"

Una vez más vuelvo a participar de la genial idea de José Vicente, que nos ha disparado la imaginación a muchos con su proyecto.
Le agradezco la oportunidad de permitirme participar con mis relatos y por supuesto también le agradezco la cálida recepción en su blog.
Les dejo aquí el relato para los que quieran leerlo acá y en el final les dejo el link para que visiten el blog al que fue aportado y se deleiten con todas las historias maravillosas que hay.


09/12/2012 - El antídoto




             09/12/2012 - El antídoto





Después de haber perdido a toda su familia por la muerte dulce, se había atrincherado en su laboratorio para encontrar el antídoto contra ese maldito virus que estaba asolando al mundo entero.  Algunos de sus colegas lo habían acompañado un tiempo, pero todos habían ido contrayendo la enfermedad y se había quedado completamente solo. 

No recordaba cuando había sido la última vez que había dormido profundamente. Se pasaba el día entero con la mirada pegada al microscopio, probando con distintos métodos para encontrar la cura. 

Unos días antes le  había tomado muestras de sangre a su último compañero, antes de que falleciera. Estudió cada movimiento, cada transformación celular, segundo a segundo y logró llegar a conclusiones bastante positivas. Pero le faltaba un paso más, solamente uno para detenerlo. Tenía que tomar la muestra en el momento exacto en que comenzaban los cosquilleos, unos segundos después ya sería tarde. Según sus conclusiones ese era el punto donde se generarían los anticuerpos que detendrían la expansión del virus al tejido celular. 

Sabía que iba a tener poco tiempo, pero ya había preparado el frasco de vidrio esterilizado con la posible vacuna y un informe sobre los presuntos resultados y el momento en el que había que aplicarla. Lo único que le faltaba era comenzar a sentir él mismo los cosquilleos para confirmar su teoría.

Se preparó un café para mantenerse alerta y se sentó frente al microscopio una vez más.

De repente empezó a sentir que se le dormían los pies, como pudo se levantó, tomó una jeringa y se extrajo varios tubos de sangre. Puso una nueva muestra en el microscopio y le colocó las gotas de antídoto que había preparado para inmunizarlo. El virus VHM-07 no le hizo caso, siguió en expansión.
La desolación se adueño de su alma que ya había perdido toda esperanza. El dolor en el pecho se le había vuelto insoportable. Dándose por vencido se recostó en la silla y se adormeció.

Cuando volvió a abrir los ojos,  una hora después, su cuerpo estaba casi paralizado. A rastras se inclinó en la silla y se asomó a mirar el microscopio por última vez.  El virus se había quedado inmóvil, atrapado y estaba reduciendo su tamaño. 
Había encontrado la cura, la vacuna que había preparado tenía que aplicarse en el momento exacto de los cosquilleos y el virus después de una hora de resistencia al fin se detenía. Eso era todo… Pero ya era tarde…

…Un sabor dulce le inundó la boca y el frasco de vidrio que había intentado alcanzar se resbaló de sus manos, ya casi inertes, haciéndose trizas y desparramando toda la solución que contenía sobre el informe que había dejado escrito.

Sindel Avefénix


"Crónicas de la Muerte Dulce"    El blog de José Vicente 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "El teléfono"

Este jueves nos toca escribir sobre el teléfono, se me habían ocurrido muchas cosas para escribir sobre él, pero no terminaba nunca de imaginar situaciones en las que estuviera incluido este aparato que es un medio de comunicación muy necesario, pero que últimamente con el uso del teléfono móvil, al menos en mi país, se ha convertido en una obsesión. Así que me decidí por ésta historia, un poco más simple.



Noticias desde el móvil.

Marisa está tendida en la cama, es una de esas noches en las que se queda sola en casa. Su marido salió  de viaje de negocios y su hijo adolescente está en la casa de un amigo. Prende el televisor, va de un canal a otro. Las misma películas de siempre, las mismas nefastas noticias. Lo apaga y toma el libro de la mesa de luz. Ve de reojo su teléfono móvil.  Lo agarra y llama a su esposo para ver cómo va el viaje. No la atiende y piensa que quizás esté manejando. Lo deja sobre la mesa de luz y después de leer unas páginas se duerme.

Julia está sentada en el banco que está pegado a la Unidad de Terapia Intensiva. Es una una noche más de espera, su marido fue a tomar algo al bar de enfrente y su hijo se encuentra luchando entre la vida y la muerte. Le queda poco tiempo para obtener una nueva oportunidad. Busca en la cartera la revista de crucigramas para distraerse, se topa con el celular y lo mira, se da cuenta que le queda poca batería. No lo usa, no puede arriesgarse a que se le apague.  Toma la lapicera para resolver una grilla y a la tercera palabra se queda dormida.

Marisa escucha entre sueños el sonido de llamada de su móvil. Se despierta inquieta. Lo atiende a pesar de que es un número desconocido. Una voz de hombre le anuncia que su marido tuvo un accidente en la ruta, aparentemente se distrajo cuando intentaba responder una llamada en su móvil. No hay mucho que hacer, está grave y lo están trasladando hacia la capital, a la Clínica Solís. Descompuesta y sin fuerzas se levanta. Llama a su hijo para que venga urgente y empieza a girar sobre sus pasos sin saber qué hacer. Cuando llega su hijo se toman un taxi y van hacia la clínica.  Apenas arriban en el pasillo de entrada los recibe el cirujano, les explica que hizo lo posible pero que el paciente falleció durante la cirugía.  Marisa cae sobre los brazos de su hijo que llora sin consuelo. El médico le hace una pregunta que no esperaba escuchar. Marisa mira a su hijo que asiente y responde sin dudar.

Julia escucha el sonido de llamada de su teléfono móvil en la cartera, está entre dormida y cree que está soñando. Sus manos ansiosas revuelven la cartera hasta que llega a atender. Es un número conocido. Atiende, cerrando los ojos y deseando que el milagro se haga realidad.  A unos metros está su marido  volviendo del bar,  al verla hablar por el móvil acelera el paso. Julia deja caer el teléfono de sus manos y llorando de felicidad se entrega a los brazos de su marido que no puede creer lo que está escuchando.  La médica que tiene en sus manos la vida de su hijo le acaba de decir que ha llegado el momento, el corazón que necesitaba para el trasplante había sido recientemente donado. 
Sindel Avéfenix

Más historias telefónicas en lo de:  María José