Este jueves me uno a la propuesta de: ARTESANOS DE LA PALABRA quienes nos proponen lo siguiente:
Imaginen una historia que puede ser de amor, odio, tristeza o de humor, de mucho humor, que no supere las 350 palabras para que todos podamos leernos y comentarnos, sabemos que por estas fechas todos estamos más ocupados y corriendo, por eso tratemos de cumplir con lo pedido.
Dejemos volar la imaginación como esas fotografías volaron y a escribir, por acá los esperamos.
Patricia y Rosana
Y este es mi relato (no tan apegado al disparador que dieron, pero va con amor)
Habían soñado
toda su vida, 40 años juntos, con ese momento de la jubilación que por fin
había llegado. Tenían planeado que cuando estuvieran libres de horarios y
obligaciones, iban a tomar sus ahorros, pocos, a vender el departamentito de la
Capital que habitaban y con eso, se irían lejos. Muy lejos.
Sus dos
hijos, ya grandes, tan ocupados, no tenían mucho tiempo para ellos.
En unas
vacaciones pasadas habían conocido las sierras y supieron de inmediato que ese
iba a ser su futuro hogar.
Vendieron el
departamento, eligieron lo que se iban
llevar y el resto lo dejaron atrás.
La plata les
alcanzó justo para comprar una casita chica, pero pintoresca a pocos metros del
río y con vista a las altas cumbres. Habían logrado que el dueño anterior les
bajara el precio ya que por esas cosas de la vida, mientras ellos querían huir
del ruido de la capital, él quería instalarse en el caos porteño. Con mucha
ilusión y poca experiencia hicieron la transacción.
Con ayuda de
los vecinos nuevos la pintaron, la decoraron y la hicieron su hogar. Conocieron
nuevos amigos, adoptaron varias mascotas y su vida fue soñada durante todo el
otoño y el invierno. Pero cuando llegó el verano el calor empezó a ser
insoportable, el río como por embrujo se secó y el agua del arroyo no alcanzaba
para nada.
Una mañana
se levantaron a desayunar y cuando salieron a la galería vieron los incendios.
Estaban lejos de las llamas, pero el viento no les favorecía. Hasta ahora nadie
les había avisado que esa zona cada tanto se incendiaba, ni que cada año el
fuego se acercaba un poco más.
A los pocos
días ya tenían las llamas encima, entre los vecinos apagaban como podían los
focos de fuego, hasta que no pudieron respirar más. El humo ya era intenso.
Entonces
llegaron los bomberos, la ayuda solidaria, el dejar la casa, las mascotas, los
sueños.
Recién a los
dos meses pudieron volver para ver lo que había quedado. Bajaron del auto que
los había llevado con el horror en el pecho.
Todo era
cenizas, la casa escombros, el jardín un cementerio. Lloraron abrazados por
horas hasta que cansados se dispusieron a volver. A los pocos pasos,
sorprendidos, vieron sobre una mata verde impoluta, que había resistido el fuego,
una foto, un retrato enorme de ellos dos abrazados el día de su casamiento.
Se miraron con todo el amor que se tenían, sonrieron y entrelazando sus manos emprendieron la marcha hacia un nuevo
comienzo.
Sindel Avefenix
Para más fotos volando ir a: Artesanos de la palabra
Muy bonito texto. El caprichoso fuego y el asfixiante humo habían colocado aquella foto en su camino.
ResponderEliminarVeo que todos tus relatos hacen honor a tu nick, y que siempre acaban con un renacimiento.
Abrazooo
Hola! Muchas gracias por leerme! En este caso quise dar ese toque de esperanza. Puede ser que tengas razón y sea mí manera de cerrar los relatos. Beso
EliminarUn texto donde la nota que predomina es el amor de la pareja, allá donde esten ellos está el amor y el hogar de verdad. Que faena que esas llamas quemaron sus ilusiones.
ResponderEliminarPero nunca terminarán con el amor, ya lo formarán en otro lugar. Un besote, y repito precioso relato.
Hola! Justo eso quería transmitir! Un beso
EliminarUn nuevo comienzo entre dos personas de fidelidad indestructible. Una llamada a la valentía y la esperanza como apoyos fundamentales para salir adelante en la vida y... resurgir de las cenizas.
ResponderEliminarFelicidades, Sindel.
Hola Marcos! Gracias por tu interpretación! Beso
EliminarQue bonito estáis solucionando la propuesta de Artesanos de la palabra, son historias emotivas que tal y como la escribes es perfectamente creíble. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Ester! Besos
EliminarUna historia conmovedora, Kari. Sumamente actual para quienes hemos escuchado de todo el daño que pueden provocar esos incendios desastrosos. Un abrazo
ResponderEliminarHola Moni! Está un poco tomada de la realidad serrana de nuestro país! Un beso !
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