La espera
Llegó temprano a la estación de
Flores con la ansiedad galopándole en las venas, y un manojo de sueños macerados
en su necesidad de creer que ésta vez los haría realidad.
Se sentó sobre un banco viejo que
estaba en el medio del andén para esperarlo. Sentía un nudo en el estómago, los
minutos pasaban lentos, desesperantes.
Parecía que el sonido del tren le
llegaba desde muy lejos, pero se dio cuenta que era su imaginación la que lo
producía para acelerar el momento de la llegada.
La gente iba llegando al andén,
pasaban delante de ella sin detenerse a mirarla, cada uno en su propio mundo,
algunos la empujaban al pasar para acomodarse, pero no le importaba nada. Ella seguía ahí, estática, con la mirada
clavada en las vías, presintiendo el momento del encuentro, dibujándose en la
mente cada escena, cada mirada, cada beso que él había prometido que le daría.
- Esta vez es para siempre - le había dicho él.
Y ella le había creído.
- ¡Ahora sí!… ¡Viene el tren!...
¡Viene! …
Sintió el traqueteo desde cerca, el
silbato anunciando el arribo, la gente que se apelotonaba para poder subir
primero. Parecía que no terminaba nunca de parar en la estación. De repente se
le cruzó la idea de que podía seguir de largo y se estremeció.
Le temblaban las piernas, estaba
fuera de sí, deseosa de estar ya entre sus brazos para convertir en realidad ese
cúmulo de ensoñaciones que la acompañaban desde que lo había conocido.
Por fin el tren paró, empezó a bajar
la gente y ella a buscar la cara de su amante entre miles de caras
desconocidas. Miró para todos lados, en todos los vagones, en todas las
ventanillas, pero no lo encontró.
Su ansiedad se convirtió en agujas
que la traspasaban, corrió de un extremo al otro de la estación con la ilusión
de haberlo perdido de vista en el tumulto.
En pocos minutos el andén quedó
vacío, y él no estaba…
El tren se fue despacio, llevándose
consigo sus sueños, dejándola una vez más con el alma llena de amargura y
desesperanza.
Ya no recordaba cuantas veces había
padecido la misma escena, cuántos despertares abruptos la habían empujado a la
realidad del olvido, ni cuantas lágrimas había derramado en su nombre, pero se
juró a sí misma que éstas serían las últimas.
Más relatos de sueños en lo de: Pepe
...Pero volvió a soñar, de las cenizas del desengaño, regadas con las lágrimas del dolor, nació nuevamente la esperanza y allí estaba otra vez, en la estación, en el mismo banco esperando el tren que le restituyera el amor... Seguro que un día su sueño se cumplió-
ResponderEliminarMe has enganchado, querida amiga. Precioso!!!!
Un besito
Las vías del tren, caminos de sueños paralelos, y luego en los andenes el vacio. ¿Tomará otro tren, viajará a un nuevo sueño?
ResponderEliminarNo sé si venden billetes sin retorno, trayectos con el sueño asegurado. ¿Le quedarán fuerzas para volver a soñarlo?
Me he fascinado en la espera, conducida por tus bellas palabras a través del imposible encuentro.
Besitos.
Hola Sindel:
ResponderEliminarMe recuerda tu relato un poco a la Penélope de Serrat, "tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos". A veces, cuando un sueño se aplaza infinitamente, la amargura se apodera de nosotros.
Bello relato.
Abrazos
edy
Sueños incumplidos, esos son los sueños peores. Seguir soñando con la posibilidad del retorno la alimenta. No importa tanto el daño producido por la decepción del vacío andén como la esperanza de que en el próximo seguro que vendrá. En su fuero interno sabe que nunca se producirá de nuevo el encuentro soñado, incluso se promete no soñarlo más pero no mandamos en los sueños y seguirá aguardando. Me recuerda tu bello relato a la canción española "Tatuaje". ¿La conoces?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuantas esperas infructuosas que van lacerando el corazón, aquel que se resiste al olvido... y que en la mente se mantiene como realidad en forma de sueños...
ResponderEliminarMe ha encantado, Sindel
Besos
El sueño inalcanzable de una felicidad que nunca llega. Por su estación pasan trenes y trenes y en ellos nunca está el tan deseado amor. Quizás busca un sueño imposible, un amor que no existe o un amor que es mejor olvidar.
ResponderEliminarHermoso relato
Un abrazo
Que dificil un sueño sin realizar...un sueño abandonado y sin un premio consuelo... sueño convertido en pesadilla y un "al fin" de alivio si es que no se atreve a derramar una lágrima más...
ResponderEliminarun beso!
Debe ser muy triste esperar al ser amado y no verle llegar, pero si ese sufrimiento se repite día tras día, mejor ni pensarlo. Espero que tu protagonista le olvide y no vuelva nunca a esa estación, a menos que sea ella la que tome el tren. Hermoso relato. Besitos.
ResponderEliminaruuuff!!!
ResponderEliminarmas que no hacerse realidad aquellos sueños tan anhelados, se acaban las esperanzas...
Penélope?
ResponderEliminarEsperar inútilmente desgasta la cabeza y el corazón. Ojalá que cumpla lo que se prometió a si misma. Ojalá que no vuelva a la estación, porque ya sabe que el tren viene vacío para ella.
un beso
No siempre se cumplen nuestros sueños. Tal vez, sean más las veces en que nos quedamos en la estación, sin que nadie haya venido...
ResponderEliminarQué hacer entonces? Cómo vivir después de la desilución y el desentanto, sin que eso nos destruya?
Tu relato nos trae el desaliento de esa pobre Penélope, que se queda en el anden enloquciendo de amor tal vez, aunque nosotros, los lectores de tus bien armadas palabras, SOÑEMOS con que alguien que ama tanto, encuentre un camino mejor.
Besos y abrazos mil
Los desengaños amorosos es lo peor que hay, y si no se superan estamos perdidos. Los sueños son un refeljo de nuestra realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuantas veces pasa de largo el tren donde viajan los sueños, cuantas veces nos deja en un andén mal heridos, muchas veces como en tu relato creemos que es el amor quien viaja en el, las ilusiones y las promesas se esfuman en un momento, quizás habría que engancharse al último vagón cuando el tren se aleja y marchar en busca de nuevos sueños pero la mayor parte de las veces quedamos tan mal trechos que no tenemos la capacidad suficiente para reaccionar y saltar a ese vagón, pero hay que reaccionar, hay que levantarse y salir en busca de otros sueños de cualquier sueño que pueda hacernos felices.
ResponderEliminarCon preciosas palabras nos narras como ese tren donde viajaba el sueño del amor se escapa, ¿Quién no ha sufrido o ha llorado por amor? quizás o desde mi punto de vista es el sueño roto del que más cuesta reponerse pero siempre, siempre hay que seguir persiguiendo sueños. Un abrazo fuerte.
Dueños que terminan convertidos en pesadilla. Me quedo con el final, se prometio que esta iba a ser la última vez que se sintiera así.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿La última?, temo que seguirá llendo una y otra vez a la estación cual moderna Penélope, los sueños no se pueden borrar asi... de un plumazo.
ResponderEliminarUn beso
Las personas tendemos a hacer de los sentimientos bonitos sueños, a veces se cumplen y otras veces no, entonces los sueños se rompen y duele. Esta mujer vive de la esperanza de un sueño, que se convierte en pesadilla.
ResponderEliminarUn abrazo juevero.
Precioso relato con un final cruel, demasiado habitual para el cumplimiento de los sueños de muchos.
ResponderEliminarPero seguro que mientras quede viva en su interior un mínimo de esperanza, volverá a esperar al siguiente tren.
Quizás tal vez en ese...
Insisto precioso texto.
Besos
varias cosas en consideración:
ResponderEliminar.-el tren de los sueños,el tren que va y no deja ningún sueño...imagen preciosa..
.-te prometo que esta vez será verdad...jajaj, cuando las promesas incluyen eso de que esta vez será verdad, quizá deberíamos no creerlas...
.-la estación y el barrio de flores...hay algunos sitios que para mí en un momento dado se hacen algo así como mágicos...y este barrio es uno de ellos, por que en cierto momento leí algo de dolina o algo de fontaanrrosa que me llevaron a ese barrio...
medio beso, sindel...
1. Has trazado un relato perfecto de esos mmentos en que se va a esperar a alguien, sea al tren, al aereopuerto ... me he visto, sentido en el relato en esas situaciones.
ResponderEliminar2. ¿Conoces la canción "Penélope" de Serrat? Me la recordaste.
Besos.
Gran jueves. Me dejó con el corazón en un puño. Imaginarse la desesperación de la joven y sentir el peso de las promesas rotas es simplemente estremecedor.
ResponderEliminarOjalá que sus sueños, de ahora en adelante, se hagan más ligeros, ya sin el peso de la espera.
Un beso rezagado.
La verdad ahora que leo que todos se acordaron de Penélope juro que no me inspiré en ella, pero es cierto tiene algo de esa espera, y se desarrolla en un andén.
ResponderEliminarIgual creo que la otra tejía, y la mía se moría de ansiedad jajaja
Gracias por estar siempre, un abrazo.