La sordera
- Le dijiste
a tu papá lo del geriátrico que le encontramos.
- No Ramón,
te dije que se lo voy a decir mañana, ahora estamos cenando. No es un buen
momento para hablar de eso.
- Si total
no escucha nada este viejo. Mira, hacelo cuanto antes, porque no veo la hora de
armarme el escritorio en esa habitación.
- Yo tampoco
lo aguanto más Ramón, mañana sin falta se lo digo.
- Viste que
era buena idea venir a vivir acá. Seis meses nos llevó despacharlo, nada más.
- Sí, tenías
razón. Además no está bien, hoy salió a la mañana y volvió tardísimo. Para mí
se perdió y no nos quiso decir nada.
- Y puede
ser Sofi, está gaga. ¿Ya pensaste que vas a hacer con sus porquerías?
- No digas
así Ramón. Yo creo que algo deben valer esas medallitas que ganó en la guerra, las
vendemos y que se pagué unos meses el asilo.
- ¡Qué buena
idea Sofi! No se me hubiese ocurrido. Al final sos más rápida que yo para esas
cosas.
- Y sí. Hay
que exprimirlo lo más que se pueda.
- Bueno no
se hable más, mañana a la tarde vamos a ver los muebles para el escritorio.
- Dale, ya
vi unos de algarrobo que te van a encantar.
El viejo se
levantó de la mesa despacio. Quedó de pie mirándolos, e interrumpiendo la
conversación les dijo:
- Hoy vendí
la casa.
- ¿Qué decís
papá? Deja de hablar idioteces.
- ¿Para qué
le hablas si no te escucha nada Sofi?
- Hoy vendí
la casa – insistió el viejo- Vayan desocupándola para el sábado que vienen los
nuevos dueños. ¡Ah!… ¡Me había olvidado de contarles algo! Hace dos semanas que me
entregaron el audífono.
Sindel Avefénix
Más historias de mayores en lo de: GUSTAVO (JULIANO)
Sindel volvsite... y con todo!! Excelente relato, deplorable actitud de la familia (si se puede decir familia). Reconozco que a ellos les motiva el dinero y el poco valor que le dan a la vida, en otros casos hay cuestiones de salud mental o enfermedad que son bastantes difícil de sobrellevar, por más amor que uno tenga. No quiero abrir un debate, solo que intento no juzgar a la ligera las decisiones ajenas. En fin, que bien te hizo el descanso!! Felicitaciones, un beso
ResponderEliminarEs así Luis, a veces no quedan muchas opciones y hay que tomar decisiones fuertes, pero no es el caso de mi relato, y como pasa mucho más de lo que pensamos lo quise mostrar.
EliminarGracias por tu comentario y por tus lindas palabras!!!
Un beso enorme!!!
Muy buen desenlace. Merecido cien por cien. Aplaudo al señor mayor y aplaudo tus letras.
ResponderEliminarun fuerte abrazo!!!
Sí, quise mostrar el otro lado de la gente mayor, y el maltrato que es tan usual hacia ellos.
EliminarUn beso y muchas gracias Cas :)
Un abuelo de los que ya no quedan, por desgracia. así se tendrían que encontrar muchos hijos, que sin ningún pudor echan a sus padres fuera de casa, hacia la soledad y el olvido. Me ha encantado tu historia Sindel. Un fuerte abrazo amiga.
ResponderEliminarY esta vez le toca ganar al abuelo, aunque tantas veces les toque perder.
EliminarGracias por pasar.
Un beso enorme.
Manejado como si fuera una marioneta, solo por ser viejo. Nos olvidamos que en al principio de nuestros pasos estuvo ahi para guiarnos.
ResponderEliminarBuen final, freno al egoismo.
Un abrazo
Hay gente que es experta en perder la memoria a la hora de sacarle provecho a las cosas.
EliminarUn abrazo Rosa :)
Qué bueno, Kari!!
ResponderEliminarLes estuvo bien el final... se quedó sin escritorio jajaja
Muchos besos!!
Jajajaja sin escritorio, ni cama, ni casa!!! Lo tienen bien merecido no?
EliminarUn besote amiga!!!
Que buen final Sindel, a medida que te leía se me encogía el corazón, cuidé a mis padres y a una tía de 90 años, ella no tenía nada material, pero me dio todo su amor, que era el mejor de los tesoros. No soporto el egoísmo que veo, detesto los asilos o residencia de mayores, me da igual, lo ideal es envejecer en tu casa, rodeada de las cosa que conoces y quieres. Repito, la historia está muy bien, y el final genial. Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias Pepi!!! A mi tampoco me gusta esa idea, solo en casos extremos de enfermedades que necesitan atención profesional, pero siempre acompañando a la persona que debe ser internada.
EliminarEstos casos son detestables, por eso lo quise mostrar.
Un beso enorme.
Muy buena historia. Hay mucha gente que actua así, aprovechándose lo máximo de sus mayores y exprimiéndolos al máximo; pero en este caso les dio una buena lección,vaya si se las dio.
ResponderEliminarUn abrazo
Un final dentro de todo feliz!!! Al menos les dio una buena lección.
EliminarUn abrazo!!!
¿De tal palo tales astillas?No sabemos cómo era el abuelete a lo largo de su vida.
ResponderEliminarLes dió el viejo jarabe de palo merecido, y es que algunos creen que no están, que chochean y sordean, ja, ja.
Me alegra leerte, me gusta tu enfoque con final muy bueno, besitos contentos.
Jajaja es cierto habría que ver como fue el abuelo, pero yo creo que fue bueno, por eso le di ese final.
EliminarUn besote enorme!!!
Ese giro final hace que los lectores digamos "¡¡¡bien merecido, cabrones!!!". Has relatado situaciones muy comunes hacia los mayores y los buitres familiares que tienen alrededor. Sin embargo, tu relato "castiga" a esos buitres y permite una reflexión profunda mientras aplaudimos la decisión del viejo.
ResponderEliminarMuy bueno, Sindel.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Hola Mos, que gusto leerte nuevamente!!!
EliminarQuise aplicar una justicia que a veces no pueden aplicar los mayores y son víctimas de sus familiares desamorados.
Un abrazo enorme!!!
El desenlace es como un respiro, cuando le estas por cantar las cuarenta a esos dos y te inflas de rabia leyendo.
ResponderEliminarjeje.
Muy bueno SIL.
(aunque hay algunos ancianos que han de merecerlo, ¡quien malo de joven!
Un abrazote
Gracias Cecy!!! Me alegra que haya causado ese placer al lector.
EliminarUn besote.
Que angustia de relato hasta ese final feliz. Feliz para nosotros, no para esos caraduras de Sofi y Ramón, jeje.
ResponderEliminarBesos, amiga.
Me encantan estos finales jaja Porque que hay de esta clase de gente y mucha, la hay...
EliminarUn beso Juan Carlos!!!
Si que el relato comenzó a crear angustia, !ese reparto en vida!, menuda pareja. Bien por esos audífonos nuevos.
ResponderEliminarUn beso Sindel.
Debe ser tan triste darse cuenta que su propia hija pretende hacer eso con él. Así que por ello le di este final feliz para el anciano.
EliminarUn beso enorme.
Me alegro. Estaba sufriendo y me gustó que recibieran su merecido. Presencié este verano algo similar, una señora muy anciana pero muy cuerda escuchaba llorando a su hijo que hablaba por teléfono a voz en grito, diciendo despectivamente que se iba a deshacerse de todas las propiedades del pueblo cuando muriese la vieja.
ResponderEliminarOjalá la anciana pudiera darles la misma lección.
Un besito y un cafelito.
Que tristeza me da eso, son como buitres esperando que la persona muera para sacarle los ojos.
EliminarMenos mal que en mi relato pude cambiar ese destino.
Un beso enorme.
A eso se le llama ir a por lana y salir trasquilados. No estaba el anciano tan gagá, afortunadamente para él, ya que pudo tomar cumplida represalia ante tanto desafecto. Reflejas una situación más frecuente de lo que pueda parecer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ya lo creo Pepe que esto es algo de todos los días. Por eso quise darle un giro que cambiara tantas historias con final menos feliz.
EliminarUn beso enorme.
E incluso a veces sin audífono oyen mas de lo que se piensa pero deciden callar. Buena reacción la del protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué lindo verte de vuelta Manuel!!!
EliminarLo sé, a veces no hace ni falta escuchar para saber que los demás no nos quieren.
Un abrazo enorme!!!
Se lo tienen merecido por egoístas...lo que más me duele es que todo lo hablaban delante de él, como si fuera invisible y sin respeto ninguno. Las palabras silenciosas a veces se acompañan de gestos que gritan, supongo que el abuelo ya sabía que no lo querían...
ResponderEliminarEstupendo relato!!
Besos
Yo creo que ya lo sospechaba y por ello calló, y aprovecho la oportunidad justa para decirles lo que se merecían.
EliminarUn beso enorme y muchas gracias Matices por tus palabras!!!
mi comentario es de rabia, mi comentario sólo puede ser la expresión de esta rabia:
ResponderEliminarHIJOS DE PUTAAAAA...
claro esta que es lo que llamo a los hijos esos...
medio beso.
Creo que fuiste muy claro, y muy justo mi querido Gus!!!
EliminarBeso entero para vos :)
Ahhhhhhhhh...qué bueno!...me pongo de pie y aplaudo la astucia de este hombre que puso donde debían a ese par de abusadores!jejeje
ResponderEliminar=)
Jajaja gracias Moni, la verdad sentí mucho placer de escribir este final!!!
EliminarBesotes.
La venganza se sirve fría, tal como ha hecho el abuelo antes esos hijos chupopteros. La pena es que aunque provoca risa es real como la vida misma. Magnifico amiga.
ResponderEliminarUn beso
Si María José es demasiado real y cotidiano. Pero esta vez ganó la astucia por suerte.
EliminarUn besote.
BRAVO !!!!! BRAVO !!!!!! POR EL ABUELO !!!!!!
ResponderEliminarGenial, que buen final.
Besos vengadores
Los buitres que se busquen otro nido, que buena historia amiga,como he disfrutado ese final en el cual el abuelo que tiene el oído mal tiene en cambio la cabeza muy,pero que muy bien amueblada. Yo me iré al asilo y vosotros a la mier....es lo que se merecen unos seres que llegan a poseer esa crueldad en sus palabras.Un beso cielo, magnifico final.
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