1.- Historias del viaje que emprendieron las estrellas de mar
2.- Bitácoras de un náufrago
3.- El número 10
4.- Acontecimientos que cambiarían el futuro
5.- Fusión de biología y técnica-robótica
6.- La torre de la malquerida
7.- El conflicto entre el origen y el destino
8.- Perro viejo
9.- Se alimentaba de personas e instrumentos musicales de viento
10.- La ciudad de cristal y las gafas de sol
11.- Renata la besadora
12.- Bang
13.- Prohibido tocar
14.- Y esperando que alguna princesa lo besara
Yo he elegido el 12- Bang
Imagen tomada de la web (C)(R)
Cada noche, después de haber dormido todo el día bajo los efectos de un cóctel de somníferos y alcohol, encamino mis pasos hacia el club clandestino en el que me reúno con otros hombres tan cobardes y desahuciados como yo.
Allí, sin mediar palabra participamos de ese macabro juego con la muerte. Nadie cuenta el por qué de su presencia, pero todos sabemos que estamos en ese lugar por y para lo mismo. El deseo de que la muerte alguna noche nos gane la partida, así como hace meses se la ganó a todos mis seres amados, en el accidente que yo mismo y bajo mi responsabilidad alcoholizada provoqué.
Hoy tengo el tercer turno, los dos participantes anteriores tuvieron suerte otra vez, o tal vez en este caso se pueda asumir que no, que no la tuvieron.
Con la mano temblorosa por la ansiedad de que esta vez suceda, giro el tambor frenéticamente. El sonido metálico me recuerda al columpio del fondo de mi casa, en el que hasta hace poco mecía a mi hija, mientras el viento acariciaba sus larguísimas trenzas negras. Vuelvo a la realidad, la sala está repleta de apostadores y perversos, que algunas noches se juegan hasta lo último que tienen con fe en que el destino del elegido les rinda buenos frutos.
Apoyo el caño, helado, en mi sien. Todos me arengan a que tire del gatillo. Mis dedos empapados en sudor se apoyan suavemente sobre ese activador mágico que determinará mi destino. Cierro los ojos y creo que ver a mi esposa con lágrimas en los ojos y tendiéndome la mano para sacarme del lugar, pero asumo que es una alucinación de mi subconsciente y la aparto de mi mente.
Pulso, sin esperar más, el gatillo...
Bang...
El estruendo y el siguiente olor a quemado es insoportable. Todos gritan, mi cabeza explota de dolor y mi cuerpo cae sobre la alfombra de plástico tiñiendo de rojo amarronado su transparencia. Lo último que siento es que me envuelven con ella. Mis ojos están más abiertos que nunca y veo entre las piernas de los que están arrastrando mi cuerpo ya sin latidos, que en un rincón de la sala está mi familia.
Por fin me siento en paz. Sé que me han perdonado, todos sonríen y me extienden dulcemente las manos. Corro, sin piernas y flotando entre la neblina del lugar a reunirme para siempre con ellos.
Sindel Avefénix
Más variedad de títulos en lo de María José - Lugar de encuentro
Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.
Es un relato impactante, Sindel y muy doloroso cuando el alma no encuentra cobijo, tiene frío.
ResponderEliminarLo cierto es que, el pasado, aunado al sentimiento de culpa es devastador.
Excelente relato, Sindel, un beso
Muchas gracias, Ame! Cada uno sabe si es capaz de soportar esos infiernos que se viven en la consciencia o no. Gracias por pasar. Un beso.
EliminarUn giro muy bueno a un palabra simple, a una onomatopeya con signo trágico que en lugar de desencadenar la tragedia, logra dar paz, porque al fin de cuentas, ese hombre en vida, ya no la podía tener. Muy bien llevado, queda en el ambiente el olor a pólvora. un abrazo enorme.
ResponderEliminarMuchas gracias, linda! Apenas leí la palabra me vino la idea del relato. Es verdad, aunque yo crea que siempre existe otra salida, mi protagonista no lo consideró. Un beso.
EliminarInteresante y sobrecogedor, no sé... me ha dejado un poco tocada.
ResponderEliminarBesos
Bueno eso significa que mis palabras te han llegado, sé que es un relato duro, pero así salió, un beso enorme. Gracias por pasar!
EliminarCreo que te ha quedado un trabajo muy bien hilvanado y contado, al final el hombre llegó a donde quería y donde estaba el resto de la familia por su culpa.
ResponderEliminarMe ha gustado querida.
Besotesssssssssssss cuidate
Muchas gracias! Me alegra mucho saber que te gustó este relato que tiene un toque medio oscuro, pero en fin, no siempre salen los poemas jaja
EliminarBeso enorme.
Hay que ser muy valiente para tomar esa decisión, la mayoría de los humanos viven con la mochila de piedras colgada del cuello aunque no la soporten, dando un valos a la vida que quizá no tiene.
ResponderEliminarUn beso bien gordo, compi. Gracias por participar.
Es un tema que lleva a debate, si es cobardía o valentía. Yo solo puedo responder que hay que estar en la piel del otro para poder opinar. Gracias por pasar, Vero! Besotes.
EliminarUn relato sobrecogedor!!
ResponderEliminarBesos
Sí, lo sé. Gracias, linda. Un beso.
EliminarInquietante relato. Núnca podremos saber, como reaccionaremos ante un caso como el de tu protagonista.
ResponderEliminarEl ha bajado hasta el último escalón y ya no tiene salida.
Un beso.
Debe ser difícil cargar con esa culpa, pero creo que hay otros medios para poder curarla, aunque habría que estar en su lugar tal como lo decis.
EliminarGracias por pasar. Un abrazo!
Sobrecogedor. La cobardía de afrontar la vida con una muerte programada. Deshauciados de toda esperanza.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Rosa! El difícil arte de vivir con las cargas de nuestros actos. Un beso.
EliminarA veces nunca se pude superar unas muertes de esa manera tan cruel, y uno decide quitRse de enmedio para no sufrir más. Esto le pasó a tu protagonista, relatado magnificamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Carmen! Un abrazo!
EliminarHas sabido crear el ambiente y por unos minutos he visto la escena perfectamente. Creo que el final no podía ser otro. Ese hombre ya estaba muerto antes del Bang.
ResponderEliminarUn beso.
Qué bien captaste la esencia de mi relato. Gracias, Leonor! Un beso.
EliminarEl remordimiento lo llevó a buscar la muerte. Y la encontró. Bien planteado. Tiene tu estilo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias! Estilo que me brota y quisiera a veces cambiar jaja
EliminarUn abrazo.
Sindel, acabo de leer tu relato...Impresionante tu creatividad de vida y muerte...Cuántos locos e insensatos habitan nuestro mundo y se juegan la vida y la de los demás...Cuántos valores faltan, cuántos principios y sobre todo cuanto respeto a la vida...La mente crea monstruos e irrealidades cuando se deja de lado al corazón.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tus buenas letras, amiga.
M.Jesús
Qué bien lo has dicho, compañera. Gracias por tu comentario. Un abrazo enorme.
Eliminar¡Madre mía! Qué tema tan fuerte y qué bien narrado, tienes muy buena mano para escribir en este tono.
ResponderEliminarHe ido sintiendo cada paso de la historia con la angustia del protagonista hasta ese final plácido.
Muy bueno. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, amigo! Me encanta saber que te ha gustado. Gracias por pasar. Un abrazo enorme.
EliminarMejor no lo podias haber contado, amiaga Sindel. Sobrecogedora escena que llega y toca la fibra mas sensible. Me sorpredes cada semana con tus palabras, pero hoy el impacto ha sido brutal.
ResponderEliminarUn beso inmenso.
Ay mi preciosa, muchas gracias por tus palabras! Un beso enorme.
EliminarEsa debe ser la fantasía de los suicidas: escaparle a la realidad y a las culpas pensando que la muerte traerá alivio, quizás el ansiado reencuentro... o quizás la nada más absoluta, donde ni el recuerdo de quienes amamos tenga ya cabida... muy triste.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Excelente reflexión me dejaste, Moni. Para pensarlo y hasta debatirlo. Gracias! Besitos.
Eliminarinteresantes tus propuestas cuando escribes
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarMuy original la creación de tu trabajo, me gusta esta clase de lectura, aunque no deba decirlo por la sensibilidad de los demás. Pero son cosas de la vida diaria, de las atrocidades que pasa el ser humano por sus irresponsabilidades. Un final feliz, la pesadumbre fue su mejor aliada para encontrar su familia y el perdón. Genial relato, Sindel.
ResponderEliminarAbrazo.
Muchas gracias! Para ser sincera a mí también me gusta escribir estas historias retorcidas. Espero que no signifique nada, solo que mi musa se inspira de esta manera.
EliminarUn beso!
Tienes una gran destreza para describir lo dramático y dejar al lector impresionado. Eres directa y a la vez creas el ambiente perfecto.
ResponderEliminarMe ha encantado. Es muy duro, pero también hermoso por ese final reconciliador y espiritual.
Felicidades.
Un gran beso
Muchas gracias, Maité! Es bueno saber que te ha gustado. Un beso enorme.
EliminarMe he quedado descolocada, es un relato muy duro pero que en su dureza llega a tranquilizar los corazones. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarGracias, Molí, quise darle un respiro sobre el final, según la mirada del protagonista. Un beso.
EliminarEse ruido metálico que te abstrae a los recuerdos. Aún así, no hay reposo sino con el plástico... Un abrazo.
ResponderEliminarY habrá que ver si realmente lo hay! Gracias; Pablo. Un abrazo
EliminarUff!! Resulta doloroso jugarse la muerte de esa manera, pero tiene muchas lecturas tu relato, o sugiere que hay otra historia dentro de esta que la llevas al final en ese giro que hace pensar. Un beso
ResponderEliminarSí, hay muchas historias para contar dentro del relato, podría extenderlo con eso. Muchas gracias por notarlo. Un beso
EliminarFantástico relato, Sindel, me gusta los relatos de dramas, suspense y este tuyo me ha tenido en suspense desde el principio hasta su final, muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos y feliz fin de semana.
Lola.
Qué bueno, Lola. Gracias!
Eliminarhas llevado muy bien ese suspense hasta el final donde el bang se convierte en una especie de falsa liberación porque me da que este hombre no va a encontrar la paz jamás.
ResponderEliminarEstremece. Hay que ser valiente para acabar y, al tiempo, egoísta. Es una explosiva combinación.
Un beso enorme.
Soy de los que piensa que no es cobardía disponer de nuestra vida, que es nuestra, que nos pertenece y terminar con ella cuando consideremos que ya no tiene sentido ni nos aporta nada salvo vivir en contra de nuestro deseo de no hacerlo.
ResponderEliminarMagnífico texto, muy bien hilvanado.
Un macabro suicidio, muy bien escrito. Gracias por participar. Un beso
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