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domingo, 27 de enero de 2013

Mi jueves en lunes - Página 53




“Fue entonces que viví el efecto luna llena. Así lo llamé. Me sentía como si yo misma fuera una gran luna, creciendo y creciendo de a poquito, noche a noche, para llegar a ese estado completo, absolutamente luminoso, donde nada falta ni sobra. “ (Del libro “Diez Mujeres” de Marcela Serrano)
AMIGAS
      A Lucila el viaje le parecía interminable. Estaba callada mirando pasar las casas y los árboles por la ventanilla del auto. A pesar de que Jesi le había hecho prometer que no lloraría, la congoja se le adentraba en el pecho y en cualquier momento iba a explotar en llanto. 
     Eran amigas desde siempre, inseparables. Habían transitado juntas toda la vida acompañándose en las buenas y en las malas.  A pesar de que eran dos personas completamente diferentes, en vez de rechazarse se complementaban.
     Jesi era hermosa. Tenía el  cabello rubio, larguísimo y lleno de bucles.  Sus ojos verdes,  luminosos, expresaban todo con solo mirarlos y su cuerpo era armonioso. Era inteligente, siempre salía elegida como la mejor compañera, la mejor alumna, la mejor en todo. Se había recibido de analista de sistemas en pocos años. Tenía una personalidad simpática, amaba la vida y la vivía a pleno sin detenerse en nada. 
     Cuando Jesi le dijo que le habían confirmado el puesto que siempre había soñado en esa empresa española sintió que la desolación se adueñaba de su alma. ¿Qué haría sin ella?  ¿Cómo encararía la vida sola sin su amiga? No quería que llegara nunca ese momento, pero tan pronto como se dio cuenta, los días pasaron y ya estaba en ese auto yendo al aeropuerto. Le había pedido que no la obligara a  ir a despedirla, pero Jesi, con ese poder de convicción único que tenía sobre ella, había logrado hacerla ir.
     Lucila seguía pegada a la ventanilla tratando de no pensar, pero la melancolía se adueñó de sus pensamientos y le trajo el recuerdo de su infancia juntas. Las tardes cuando jugaban y se disfrazaban. Jesi siempre era el hada o la princesa, los disfraces le quedaban pintados. En cambio a ella con su cabello oscuro y su figura desgarbada le costaba parecer una heroína. Así que optaba por elegir un disfraz  más acorde a su figura; una bruja o una madrastra malvada.
     No sabía por qué siempre le cedía los mejores roles a Jesi. Cuando empezaron a salir en la adolescencia, Lucila la dejaba entrar primero a todos lados para pasar desapercibida. Sentía que estar a su lado le daba valor.  Al contrario de su amiga ella era tímida, la naturaleza no la había dotado tan bien, su contextura regordeta no la ayudaba.  Si encontraba a algún chico que le gustara, esperaba semi escondida detrás de Jesi hasta que él se le acercara. Nunca había tenido esa suerte, los chicos siempre venían a hablarle a su amiga que fácilmente los conquistaba con su espléndida sonrisa. Siempre se quedaba con las ganas.  Lejos de envidiarla la admiraba.
     La llegada al aeropuerto la sacó de sus pensamientos, bajaron las valijas que eran muchas.  A Jesi le encantaba estrenar un modelo nuevo siempre que podía y combinarlo todo. Lo que no le gustaba era compartir su ropa, decía que cada una tenía su estilo y era mejor no mezclar.
     Luego de acompañarla a hacer los trámites previos al abordaje,  fueron las dos a tomar un café. Un silencio incómodo reinaba entre ellas. No le salían las palabras, estaba triste. Jesi estaba demasiado excitada parecía no importarle demasiado alejarse tanto, todo lo que decía era sobre su nueva vida, siempre había pensado más en ella que en los otros.
     Caminaron un rato por el aeropuerto y cuando llegó la hora de la despedida Jesi la abrazó fuerte,  y le dijo que jamás la olvidaría. Lucila la tomó de las manos y le deseo lo mejor en su nuevo emprendimiento. Quedaron en comunicarse por internet apenas pudieran. 
     Mientras Jesi subía la escalera para abordar, Lucila se  acercó un poco más al cristal del mirador para ver despegar el avión, agitó su mano, y  tomó un pañuelo de su cartera. Asombrada se dio cuenta que su cara estaba seca, no había llorado. Cuando el avión ya estaba en el aire tuvo una extraña sensación interior que jamás había tenido… Una inesperada liberación la invadía completamente.
     Recién allí sintió la humedad que brotaba de sus ojos. Respiró profundo reteniendo ese aire nuevo que la llenaba.  Guardó el pañuelo y dejó correr ese manantial sanador que tenía guardado desde hacía tanto tiempo sin saberlo,  sabía que esta vez esas lágrimas eran de alegría.
     Giró sobre sus talones, y sin mirar atrás comenzó a caminar asegurando sus pasos hacia una nueva vida.

Sindel Avefénix

25 comentarios:

  1. Lindo relato.
    Las dos en la despedida tomaron un nuevo rumbo.
    Quizás también una manera de libertad.

    Un abrazo.

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    1. A veces uno no se da cuenta de lo que es prisionera hasta que las cadenas se abren y somos libres.
      Un abrazo.

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  2. felicitaciones, Piba!

    resuma tu relato el estilo Serrano, además.
    esa forma de pescar el alma de las mujeres.

    abrazo!

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  3. Esas diez mujeres o las que sean, ayyy me despistaron con sus maneras distintas y el giro del talón dirigiéndose a otra vida. Me despistaste amiga y aplaudo tu relato, que tengas una semana juguetona, besitos.

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    1. El libro es maravilloso, diez historias fuertes que se enlazan. Te lo recomiendo.
      Menos mal que logré despistar a alguien, porque muchos me lo acertaron.
      Un beso enorme!!!

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  4. Ahora veo tan claro que este relato es el tuyo. No sé cómo no me di cuenta. Un beso.

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    1. Jajaja es que todos nos mareamos Leonor con tantos relatos y autores.
      Un besote.

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  5. Pues de pura casualidad acerté tu relato. De verdad que si hubiera puesto empeño lo mismo no acierto jejeje.

    Me gustó mucho.

    Un abrazo

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    1. Qué bueno que lo hayas acertado!!! Yo el tuyo la verdad no pude adivinarlo!!!
      Un besote.

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  6. No puedo con la literatura de mujeres, salvo alguna excepción; no obstante, como he dicho a otras compañeras, les dais mil vueltas a las escritoras de renombre y no es peloteo :))))) Un beso.

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    1. Este libro es muy bueno, tiene un estilo diferente y cuenta la historia de diez mujeres.
      Hay libros para todos los gustos, y este me gustó mucho, aunque yo también soy de leer más al otro genero.
      Un beso!!!

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  7. Me gustó tu relato, mucho , me gustó mucho.Una amiga incondicional tras la sombra de la otra que no lo era tanto. ¿Que se va? Que se vaya y bien lejos ¡¡que liberación!! Ahora podrá encontrarse a si misma. Me hubiera gustado seguir leyendo. Un beso grande.

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    1. Gracias Medea!!! Una sombra que se vuelve luz, esa es la idea, la libertad y la elevación de la autoestima.
      Un besote.

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    2. Por cierto , creo que solo acerté el tuyo pero carece me mérito, tenia lo menos cinco posibles y fue un poco una lotería jeje.

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  8. Muy bueno tu relato amiga!
    Pero te confundí con Rossina, se ve que pillé el toque argento jajaja
    Muchos besos!! :)

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    1. Jajajaja puede ser, nosotras estamos en desventaja con eso, pero igual no tantos me acertaron.
      Gracias Tere!!! Besotes!!!

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  9. Siiiii! Di contigo! jajaja! Lo que celebro los pocos aciertos que he tenido.
    El texto me llegó profundamente, he vivido una situación similar hace un tiempo ya, y tu descripción final la sentí como en propia piel.

    "Una inesperada liberación la invadía completamente." Es extraño llegar a decir eso, cuando una está casi convencida que parte de la vida se nos va en la amiga que se aleja... sin embargo... Muy buen relato!
    Besitos!
    Gaby*

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    1. Mucha gente pasa por estas situaciones sin darse cuenta hasta que se libera.
      Vi que me acertaste, felicidades!!!
      Un beso enorme!!!

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  10. Ahora que lo leo me parece muy evidente que es tuyo, pero me dio la corazonada que era de Mónica y no pensé más.
    Buen relato y precioso final, caminar sin mirar hacia atrás.
    Besos.

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    1. Gracias Juan Carlos!!! Muchos me confundieron con Mónica, imaginate que para mi es un placer ser confundida con su manera de escribir.
      Un abrazo.

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  11. Es increible como el cariño, a veces, nos atrapa y hasta nos esclaviza sin que ni siquiera lo notemos hasta que llega la liberación y empezamos a ver el mundo con nuestros propios ojos, y a vivirlo con nuestro propio corazón.

    buen relato.

    Besos

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    1. Gracias Narci, a veces nos cegamos con el cariño que sentimos hacia otro, o nos esclavizamos sin darnos cuenta, y cuando pasan estas cosas se comprende la realidad.
      Un beso!!!

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  12. Precioso Sindel. Un tañido de campanas convertido en festivo repique para Lucinda.
    Un beso!

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