Este jueves Tere nos invita a vengarnos, cumplí con eso, pero les pido disculpas porque me excedí un poquito en el límite de palabras. Espero que les guste igual!!!
Había esperado 30 años…
Ya todos se habían olvidado de ese viejo general que, enfermo del corazón, purgaba su condena bajo arresto domiciliario.
Todos, menos él.
Lo había llamado unos días antes con la excusa de hacerle un
reportaje para limpiar su imagen. El general aceptó encantado y lo invitó a su
casa. Vivía sólo en un departamento en el barrio de Belgrano.
Cuando lo vio abrir la puerta, miró sus ojos opacos y ni
siquiera pudo sentir respeto por las arrugas que los enmarcaban. Entró detrás
de él y con las manos transpiradas le mostró la credencial falsa que acreditaba
su función de periodista renombrado.
No pudo esperar mucho, quería concretar ya lo que había ido
a hacer. Sin demasiado esfuerzo lo redujo.
El general tenía cara de espanto, quería gritar pero su voz
se entrecortaba, la mano de su visitante le aprisionaba la garganta. Trató de zafarse pero no tenía fuerza, no
quedaba nada de ese hombre que había vivido años dorados abusando de su poder.
Ahora era solamente un viejo. Un viejo que se arrodillaba pidiendo clemencia,
un viejo que cuando sintió el frío del arma en su cabeza se abrazó a las
piernas de su ejecutor clamando piedad.
Sintió como le gatillaba el arma, una, dos, tres veces sobre
su sien, pero no sintió ningún estruendo. El miedo que sentía le provocó un
dolor agudo en el pecho, un ardor en la espalda y supo que la muerte le había
llegado arrastrando por el piso la poca dignidad que le quedaba. Esa misma
dignidad que en nombre de la patria tantas veces él había robado a sus víctimas,
Había esperado 30 años para poder cobrarse su deuda, se miró las cicatrices que le había dejado
ese mismo general en su cuerpo. Por suerte en esa época era joven y había
logrado sobrevivirle al miedo. Se fue mirando por última vez el cuerpo de quién
había sido su torturador inerte en el piso.
Ojo por ojo, miedo por miedo. . Ni siquiera le había hecho
falta cargar el arma.
30 años pasaron, 30 incubando la venganza, quedaron las cicatrices en el alma muy frescas. Ruleta rusa, un jueguecito para el general que tanto gustó de jugar a ese juego y a otros, ahora le tocó a él.
ResponderEliminarMuy pulcro finiquito, ni gota de sangre, muy bien calculada venganza.
Paciencia y esperar el momento propício, venganza lenta y sofisticada, merecida.
Aplauso Sindel, duele decirlo, pero hay cuentas pendientes que conviene saldarlas aunque luego, seguro, te quedes como vacío. Genial relato, contado al dedillo, saboreado, besito.
Gracias Natalia, no hacía falta derramar más sangre, hay castigos que son peores porque llegan de la misma mano que uno utilizó.
EliminarUn abrazo!!!
Morir de miedo debe ser terrible. Casi tan terrible como guardar rencor 30 años.
ResponderEliminarHay cosas que no se olvidan, hay perdones que no llegan, sobre todo cuando no se hace justicia y quedan cosas pendientes.
EliminarUn abrazo y gracias por pasar :)
Exquisito. Impecable. Extraordinario.
ResponderEliminarLo mejor de lo que he leído en esta sesión de "Ojo por ojo" en la que tan buenos relatos han salido.
Pero me ratifica en mi idea que la del Talión es una ley muy injusta. Que hay que multiplicar por 10 l venganza. Y en casos como el que cuentas, como mínimo por 30. Al viejo le salió casi gratis cuando merecía 30 puñaladas.
Hay relatos que parece que no caben en 250 palabras ¿verdad? se perderían matices necesarios...
Felicidades.
Muchas gracias Sani!!! Qué halago tus palabras.
EliminarSé que es un tema duro para tocar y no pude resumirlo más, pero veo que dio sus frutos y me alegro mucho.
Un abrazo y bienvenido a mi blog :)
Excelente relato. El miedo cuando es tan grande acaba con uno. A más de uno le haría falta un final como este.
ResponderEliminarUn abrazo
El miedo es el peor de los enemigos, y al menos esta vez sirvió para ajustar cuentas viejas.
EliminarGracias por pasar Carmen. Un abrazo.
ni general, ni honorable. sólo un viejo indigno.
ResponderEliminarun relato que pudiera ser real.
excelente!
saludos!
Hola Miralunas, en parte lo es, creo que hay mucha gente que jamás podrá olvidar estos abusos de poder.
EliminarUn abrazo enorme.
Bienvenida a mi blog :)
La extensión de palabras 8que pides disculpas) están más que justificadas, que gran texto. Ese viejo decrépito, que todavía están vivos, que viven creyendo, todavía con la esperanza, que algún día volverán sus días de gloria. Saludos
ResponderEliminarGracias Luis, la verdad no pude evitar lo de la extensión, pero me alegra que haya sido bien recibido mi relato de todas formas.
EliminarOjalá nunca vuelva ese tiempo, ni siquiera puedo entender como lo hubo.
Un abrazo enorme.
Me ha encantado Sindel. Un texto impecable y un final de lujo. Es como un guión de cine comprimido. Se podría hacer una buena película basada en él.
ResponderEliminarUn abrazo
Si amiga, es un relato que da para mucho más, quizás más adelante lo retome y lo reescriba.
EliminarGracias por pasar.
Un abrazo enorme.
Relato redondo, además y lamentablemente, un relato que muchos torturados desearían hacer realidad sobre sus verdugos.
ResponderEliminarUn beso
Debe ser terrible pasar por algo así, creo que debe quedar un rencor enorme, quise mostrarlo desde este lado para justificar la sed de venganza.
EliminarUn abrazo.
Valió la pena la espera, no pasa nada. la mochila llena de penas que llevaba en la espalda durante 30 años, se convirtió en un dulce placer a cargar...
ResponderEliminarEso fue legítima defensa, no una venganza.
Beso y café.
Qué buen punto de vista, una defensa que no le permitieron tener en su momento.
EliminarGracias por estar por acá.
Un besote.
30 años son muchos macerando una venganza que inevitablemente desgarra el corazón. El torturador tenía ese mismo corazón de hielo, tan frio que al menor cambio de temperatura, la de su propio miedo y su cobardía, se rompió en mil pedazos.
ResponderEliminarBrilante relato Sindel para un tema duro, mi enhorabuena.
Un abrazo fuerte
Hay cosas que el tiempo no curan, esas injusticias sufridas y sin resolver, creo que son las peores. Inevitablemente uno busca hacer justicia por manos propias, aunque no sea mi estilo, no quisiera estar en la piel de esas personas.
EliminarGracias por tus palabras halagadoras, me dan ánimo José.
Un abrazo enorme.
Me estrujó el alma. Y lo siento, no puedo sentir pena por el viejo. No sé si el otro habrá quedado en paz por fin, pero se debía a si mismo ese momento sin dudas.
ResponderEliminarExcelente relato, una venganza merecida.
beso
Yo no sé si en paz, pero al menos creo que se sacó una mochila del alma.
EliminarGracias por pasar y dejarme tus lindas palabras Any.
Un besote.
yo, don gustavo, afirmo esto:
ResponderEliminarjoderse y joderse...¡¡morir de miedo!!!
qué poca gente debe de ser consecuente con sus actos...quiero decir, sindel, que si mataste torturando, que si mataste haciendo aparecer el miedo en los ojos del asesinado, ¿ese matador acaso no debería de ser capaz de soportar aquello que él provocaba? pues no....y no...luego era un maricón...
medio beso.
Hola Gus!!! Que lindo verte por acá!!!
EliminarEs así el poder esconde a los cobardes que se hacen valientes porque tienen eso, pero que en su soledad son unos pobres infelices.
Un abrazo enorme!!!
Venganza reposada con el tiempo y más que merecida.
ResponderEliminarQué buen relato, Sindel! venga te perdono qu ete hayas pasado y no me voy a vengar de mí.
Muchas gracias por estar este jueves y discúlpame por no haber venido antes a leerte.
Un besazo.
Hola Tere!!! Nada que disculparte amiga, sos bienvenida en cualquier momento, mientras me des el placer de comentarme y leerme.
EliminarUn abrazo enorme :)
Si todos tus relatos son así, por mí te puedes pasar lo que quieras.
ResponderEliminarMuy bueno, felicidades.
ibso
Gracias Ibso!!! Qué lindo tenerte por aquí, espero que nos sigamos leyendo por mucho tiempo.
EliminarUn abrazo :)
Magnífico relato Sindel. Está más que justificado el empleo de las palabras de más necesarias para redondearlo. Coincido con Gus en su apreciación de que a menudo aquellos que abusan de su poder, que torturan, que maltratan, no son sino unos cobardes y pobres diablos y la barbarie que su posición les permite sólo es una cruel forma de autoafirmación que les sirve para olvidar su falta de talla.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola Pepe, pues muchas gracias por estas palabras que me dan ánimo, no me gusta transgredir las consignas pero esta vez no pude evitarlo y me alegra saber que valió la pena.
EliminarUn abrazo gigante :)
Excelente.
ResponderEliminarEs el relato que mas me ha gustado este jueves.
Un abrazo.
Cecy muchas gracias!!! Qué halago!!!
EliminarUn beso enorme :)
Ni perdono, ni olvido, demasiados años llenos de rencor. Pudo más el deseo de venganza, en realidad ¿que consiguió?. Un viejo muriendo de miedo, solo eso.¿le hizo sentir feliz, las cicatrices le desaparecieron? no, yo diria que no.
ResponderEliminarMuy buen final Sindel.
Besos.
No sé lo que se debe sentir, quizás luego de esto uno queda más vacío que antes, pero quién sabe no? Ojalá haya encontrado un poco de paz.
EliminarBesitos :)
Se vengó sin mancharse las manos, la espera le fue creando un filo de guadaña en el corazon.
ResponderEliminarBesos
Tantos años macerando la venganza y llegó en el momento justo, espero que le haya servido, eso sí.
EliminarUn besote.
¡Qué pena de treinta años! pudiendo haber estado amando y no odiando... Un beso
ResponderEliminarYo creo que más que odio fue rencor y dolor. Hay cosas que no se pueden olvidar, pero bueno cada uno lo vive a su manera. Yo no estoy del lado de la venganza, pero mi protagonista sí.
EliminarGracias por pasar.
Un beso.
Murió de pánico y miedo, una muerte apropiada para alguien que se creyó un dios, sin miedo a nadie. Resulta hasta irónico. Es una buenísima venganza, de veras Sindel, me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias!!! Murió como hizo morir a otros, padeciendo el miedo, probó un poco de su propia medicina.
EliminarUn abrazo.
Me ha parecido un relato genial, sin derramar una sola gota de sangre. Aunque yo creo que hay cosas que es preferible olvidar, a pesar que dicen que la venganza es el placer de los dioses. Besitos.
ResponderEliminarY si, yo también prefiero olvidar, pero en este caso había que vengarse, y opté por una venganza bastante fría.
EliminarGracias por pasar, un beso.
Un relato limpio, descarnado, directo, que logra nuestra solidaridad con el tema. Es que estos casos nos llegan al alma y nos duelen en carne propia, tanto como para que no nos apene el desenlace.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Karina.
Eso mismo me sucede a mí, realmente no sentí pena al escribir este final, todos sabemos por lo que pasamos, y lo duro que fue poder librarnos de eso.
EliminarGracias Cass, un besote.
Sabes, me habría gustado más que el general terminase tirado y llorando, tal vez soy más cruel. Este venganza hace bien a sus protagonistas.
ResponderEliminarMe he acordado de una película que vi el pasado fin de semana en TV, "El libro negro", de Paul Verhoven. No es una venganza parecida a la de tu relato,(no la cuento porque destriparía el final), pero me ha venido a mente tras leerte.
Besos, amiga.
Hola Juan Carlos, no la vi esa película, pero me das ganas de mirarla.
EliminarMe dejas con la intriga jajaja
Al prinicipio pensé en ese final, pero me pareció mejor que muriera bebiendo de su miedo.
Un abrazo enorme.
uuufff !!!
ResponderEliminarvaya relato mira que me ha hecho recordar a cierto personaje acá en Chile... muy bien logrado relato me encanto... EXCELENTE !!!
Es que justamente de ese tipo de personajes es de los que hablo en mi relato.
EliminarY la verdad dan ganas de que tengan un final así!!!
Gracias María, un besote.
Un relato pero que muy vengativo. Y sí, fueron muchos años de espera, pero al final consiguió su venganza, y sin balas. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Ramón, para venganza una bien completa jajaja
EliminarUn abrazo.
Domingo... Me encuentro tu relato.... Entonces lo hago mi preferido. Dale..? No te digo por que.... No hace falta.... Es la mejor venganza de todas. Un beso.
ResponderEliminarGracias Gastón!!! Qué lindo lo que me escribiste. Bueno no me digas por qué, lo presiento.
EliminarUn besote.
Además en bahía blanca se condenaron a otros represores, a cadena perpetua... M ciudad natal.... Ciudad de fachos... Por eso elijo este relato
ResponderEliminarMuy buen relato Sindel!, me gustó el ojo por ojo, pero más pagó el miedo por miedo: sentir en carne propia la agonia, el desconsuelo ajeno, el que mata sin necesidad de gatillar. Dramático y sentido relato, tiene una carga emotiva justa sin caer en la demagogia o en el golpe bajo. Excelente equilibrio Sindel, te dejo un gran beso
ResponderEliminarCeci es difícil escribir sobre esto manteniendo un equilibrio, sobre todo porque no soporto las injusticias, pero traté de hacerlo lo mejor que pude, y si así lo leíste me alegro amiga.
EliminarUn besote.
Mucho tiempo guardando resentimiento... tal vez "el miedo" era lo que lo que lo acompañaba en estos años y la venganza le pudo resarcir, ver que el miedo existe hasta en los que se creen que tienen poder para hacer daño sin pagarlo. Al fin y al cabo es un ser "pequeñito" en el que sus miedos empezaron en el mismo momento que terminó su poder... Muy bueno!!
ResponderEliminarBesos
Puede ser Matices, hay miedos que se superan luego de muchos años, o viendo que el ser al que se le teme es mucho menos poderoso de lo que parece.
EliminarUn abrazo.
"Miedo por miedo", impresionante la resolución de tu relato. Me ha encantado, dentro de su dureza.
ResponderEliminarGracias Teresa!!! Es un tema duro de tocar, pero sirve para hacer un poco de memoria.
EliminarUn beso.
Muy bueno! Me ha gustado, pocas palabras, certero.
ResponderEliminarGracias por pasar y por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Olé!!!!!!!!! Mil aplausos y una reverencia, Sindel. Agradezco que te hayas excedido en palabras. Así hayas de pasarte más veces, ea. ;)
ResponderEliminarBesitossssssssss.
Olé!!!!!!!!! Mil aplausos y una reverencia, Sindel. Agradezco que te hayas excedido en palabras. Así hayas de pasarte más veces, ea. ;)
ResponderEliminarBesitossssssssss.
Creo que no sale mi comentario... :(
ResponderEliminarSnif, snif...