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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "Una mirada retrospectiva"




Durante tantos años se había preguntado qué habría pasado…
Qué habría pasado si aquella noche los dos bajaban la guardia, se guardaban el orgullo en el bolsillo y se dejaban llevar por sus miradas empañadas ante esa despedida.
Qué habría pasado si hubiese marcado ese número en el teléfono a la hora que él le pidió que lo hiciera. Si no se hubiese negado a tener ese hijo que tuvo que arrancarse del vientre porque la familia nunca le hubiese perdonado ser tan impura.
Qué habría pasado si lo dejaba todo para irse a vivir esa vida de pobres pero llena de sentimientos que él le ofrecía.  Se habían amado tanto, ella todavía lo amaba y estaba segura de que él también.
Tantas veces había vuelto a buscarla, pero se dejó llevar por la comodidad, por los miedos, por las palabras ajenas que la condenaban a un futuro mejor. Una vida vacía llena de cosas materiales, de amigos ficticios, de reuniones aburridas, de rutina. Una vida donde la protagonista seguía un guión que escribían los demás.
Habían pasado 25 años, y no había un solo día en que no se preguntara, si en vez de torcer su destino en esa esquina, llamada elección conveniente, hubiese seguido a su corazón…  Nunca podría saberlo, ni siquiera imaginarlo, tal vez hubiesen sido felices, o no.  Y qué importaba si ahora tampoco lo era…
Durante tantos años se había preguntado qué habría pasado… Y este era el momento en que se dio cuenta, que más allá del resultado, al menos hubiera vivido con la paz de saber que había tomado una decisión correcta y no con este pesar de saber que el tiempo nunca se puede volver atrás…
Sindel Avefénix

Más relatos instrospectivos en lo de: PEPE

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato en 300 palabras "Teatro, máscaras y apariencias"




Juan nunca había querido acompañarla a la fiesta de disfraces anual de la empresa  donde ambos trabajaban. Siempre terminaba lamentando no haberse animado a ir sola. Esta vez iba a aprovechar que su marido tenía una salida de amigos para ir.
Alquiló a última hora un disfraz de “Gatúbela”,  necesitaba un poco de acción, hacía años que la vida se le había vuelto rutinaria.  Era hora de liberarse y convertirse en una sexy súper heroína. Espero que su marido saliera y se calzó el traje ajustadísimo, se puso la máscara que le cubría bien el rostro y partió para la fiesta.
Apenas llegó  vio que había mucha gente que se divertía y la música era tentadora para bailar. Se pidió un “Sex on the beach” y recorrió el lugar.
Un hombre disfrazado de  “Spiderman” le llamó la atención.  Se quedó parada cerca. Pasaron pocos minutos cuando él la invitó a bailar.
La música se puso cada vez más melosa, no hablaron pero sus cuerpos tenían un lenguaje propio. La fricción y el calor fue en aumento, y terminaron de la mano caminando hacia el lugar más oscuro de la disco. Los besos fueron intensos, las manos se recorrieron sin freno, por encima y por debajo de los trajes. Se dejaron llevar por la pasión y sin mediar palabra tuvieron el mejor sexo que había experimentado en años.
Sin pensar en lo que había hecho, y feliz salió del lugar para llegar a casa antes que Juan.
Se sacó el disfraz, escondiéndolo en una bolsa.
Cuando llegó su marido no pudo creer lo que veía, estaba disfrazado de “Spiderman” y excitado le contaba lo buena que había estado la salida, al final habían decidido con sus amigos ir a la fiesta de disfraces de la empresa.
Sindel Avefénix

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Convocatoria literaria: Este jueves un relato "Ojo por Ojo"


Este jueves Tere nos invita a vengarnos, cumplí con eso, pero les pido disculpas porque me excedí un poquito en el límite de palabras. Espero que les guste igual!!!

Había esperado 30 años…
Ya todos se habían olvidado de ese viejo general  que, enfermo del corazón,  purgaba su condena bajo arresto domiciliario. Todos, menos él. 
Lo había llamado unos días antes con la excusa de hacerle un reportaje para limpiar su imagen. El general aceptó encantado y lo invitó a su casa. Vivía sólo en un departamento en el barrio de Belgrano.
Cuando lo vio abrir la puerta, miró sus ojos opacos y ni siquiera pudo sentir respeto por las arrugas que los enmarcaban. Entró detrás de él y con las manos transpiradas le mostró la credencial falsa que acreditaba su función de periodista renombrado. 
No pudo esperar mucho, quería concretar ya lo que había ido a hacer. Sin demasiado esfuerzo lo redujo.
El general tenía cara de espanto, quería gritar pero su voz se entrecortaba, la mano de su visitante le aprisionaba la garganta.  Trató de zafarse pero no tenía fuerza, no quedaba nada de ese hombre que había vivido años dorados abusando de su poder. Ahora era solamente un viejo. Un viejo que se arrodillaba pidiendo clemencia, un viejo que cuando sintió el frío del arma en su cabeza se abrazó a las piernas de su ejecutor clamando piedad.
Sintió como le gatillaba el arma, una, dos, tres veces sobre su sien, pero no sintió ningún estruendo. El miedo que sentía le provocó un dolor agudo en el pecho, un ardor en la espalda y supo que la muerte le había llegado arrastrando por el piso la poca dignidad que le quedaba. Esa misma dignidad que en nombre de la patria tantas veces él había robado a sus víctimas,
Había esperado 30 años para poder cobrarse su deuda,  se miró las cicatrices que le había dejado ese mismo general en su cuerpo. Por suerte en esa época era joven y había logrado sobrevivirle  al miedo.  Se fue  mirando por última vez el cuerpo de quién había sido su torturador inerte en el piso.
Ojo por ojo, miedo por miedo. . Ni siquiera le había hecho falta cargar el arma.

Sindel Avefénix

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lunes, 10 de septiembre de 2012

No perdonar




No perdonar…
Porque el dolor se hizo intenso con el paso de los días y fue reptando por mi sangre, como un aspid venenoso,  convirtiéndose en rencor.
Porque las palabras calladas formaron nuevas heridas en mi garganta y fueron estampando un grito ahogado, como un pájaro herido, convirtiéndose en impotencia
No perdonar…
Porque los  buenos recuerdos se esfumaron con tristeza y fueron hincándose en mi pecho, como una espina sin rosa, convirtiéndose en tormento.
Porque lo entregado se estrujó entre  tus manos, y fueron mis manos las que quedaron vacías, como un cuenco sin agua, convirtiéndose en un pozo seco.
No perdonar…
Porque los instantes huecos se llenaron de lágrimas y fueron nublando mi mirada, como un planeta oscuro, convirtiéndose en eternos.
Porque las huellas profundas se adentraron sin piedad y fueron abriendo grietas en mi alma, como una espada infectada, convirtiendo las llagas en carne viva.
No perdonar…
Porque no puedo… No quiero… No debo…
No perdonar…
Porque el único que se tiene que perdonar, en nombre de la dignidad, sos vos…

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Convocatoria: Este jueves un relato "Relaciones"


Este jueves San nos invita a escribir sobre relaciones, en un juego donde la consigna es escribir en no más de 250 palabras y comenzar el texto con estas palabras: "Desde el mismo instante en que te vi senti..."
Hice lo que pude, espero que les guste!!!


Desde el  mismo instante en que te vi sentí que mi vida había encontrado su verdadero destino.
Te había esperado tanto tiempo que tu llegada fue la concreción absoluta de todos mis deseos.
Apenas vi  tus ojitos oscuros, nublados todavía por la novedad de la luz que los sorprendía, sentí dentro de mí  el amor más profundo y puro que jamás había sentido.
Estabas acurrucado sobre mi pecho, poniendo suavemente tu carita cálida y rosada sobre mi piel, buscando con tu boca el alimento y el calor que necesitabas. 
Te rodeé con mis brazos, atrás quedaba el dolor, el cansancio y las horas de espera. El mundo se había detenido para ambos, fue el instante más mágico, ese que pacta una unión eterna e incondicional entre dos personas.
Los dos llorábamos, mi llanto era de emoción, de plenitud, de paz. El tuyo era el reclamo de la adaptación a ese mundo nuevo al que habías venido.  Te acomodé sobre mi corazón, podía presentir tus latidos rápidos, acelerados, con un ritmo diferente al que tenemos los adultos, los latidos de un corazón que estaba casi de estreno.  Pasó un ratito y al ritmo de mi respiración te quedaste dormido.
Ya pasaron diecisiete años desde ese día, el más feliz e intenso de toda mi vida. Pero cada año, cada paso, cada palabra que acompaña tu crecimiento me hace  ir creciendo con vos hijo mío. Porque de tu mano aprendí a ser madre, y a vivir una vida nueva llena de sentido.
Sindel Avéfenix

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