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martes, 3 de diciembre de 2024

Este jueves un relato: "Tú y yo en una isla"



Este jueves me sumo a la convocatoria de: MARCOS PLANET
que nos invita a escribir sobre una isla bajo la consigna: "Tú y yo en una isla"


Y este es mi aporte:
 

Lo primero que sentí fue sed.  Una necesidad insoportable de beber, mi cuerpo estaba lleno de arena y me faltaba el aire. Me incorporé como pude, aturdida,  no sabía qué hacía en esa isla desierta ni cómo había llegado.

En busca de agua potable y de respuestas comencé a andar por un camino que salía desde la playa y se adentraba en la isla. Durante horas caminé, la sed me agotaba, pero seguí adelante. Después de un rato largo llegué a un manantial que parecía más una alucinación que real. Estaba  rodeado de árboles frutales, era un paraíso. Me tiré al agua sin pensarlo y bebí hasta que me dieron arcadas. Terminé recostada a la sombra de un árbol y me dormí.

Me despertó el sonido del canto de una mujer.  La dulzura de su voz  me invitó  a seguir la música que se escuchaba más cerca a medida que rodeaba el manantial. Ya atardecía. A los pocos pasos la ví.  Estaba de espaldas, tenía el cabello blanco ensortijado, ropa negra desgastada y lavaba algo en la orilla. Despacio, sin intención de asustarla le toqué el hombro y al darse vuelta un frío estremecedor me recorrió la espalda. Sus ojos eran los míos, pero vacíos de expresión, su rostro tenía el peso de una vida entera. Era igual a mí, pero con unos 30 años más. Entonces  me tomó la mano y me dijo que no me asustara, que me había estado esperando. Y sentí mucha paz.

Me invitó a una cueva donde había armado su hogar y me alimentó y cuidó por mucho tiempo. Los primeros días nos quedábamos hasta el amanecer charlando, ella tampoco recordaba cómo había llegado allí, ni cuantos años habían pasado. Me contaba cómo había sido su vida después llegar, un recorrido crudo de soledad.  No había elegido quedarse ahí, pero había cometido un error y ya no  había podido  salir de la isla. Quería advertirme que si yo hacía lo mismo no podría  cambiar mi destino. Al principio me parecía interesante,  pero después empezaron a pesarme sus consejos. El misterio de no decirme concretamente cuál era ese error o como salir de ahí.

Tenía que librarme de ella, buscar la forma irme de la isla y hacer mi vida.  Atada a esa mujer a la cual jamás me parecería,  no iba a lograrlo.

Esa misma noche la maté, recuerdo sus manos intentando sacar mis manos de su cuello, sus ojos aterrados, su última expiración que ahogaba una palabra. Error.

Entonces lo entendí, ese era el error que ella también en algún momento había cometido.

Nunca más pude salir de la isla. Ya pasaron 30 años, calculo, desde que llegué, mi reflejo en el agua del manantial es igual a ella.

Ahora soy yo la que espera en soledad que llegue alguien a tocar mi hombro para intentar al menos,  cambiar su destino.

                                           Sindel Avefenix 


Para más relatos ir a: MARCOS PLANET




Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.