Seguidores

martes, 5 de noviembre de 2024

Convocatoria: Este jueves un relato. La caja misteriosa

Después de mucho tiempo, vuelvo a participar de esta hermosa propuesta.


La caja de terciopelo azul

Cuando mi hermana menor se enfermó mi mundo se vino abajo.
 
Durante el embarazo había estado radiante y después, es cierto que comenzó a decaer un poco, pero todos asumimos que era por el cansancio y el disgusto que le había dado mi cuñado cuando se fugó al saber que estaba embarazada.
 
 
El día que se desmayó y la llevamos a la guardia médica directamente la internaron. Nos dijeron que tenía un problema muy grave en la sangre y que a pesar de que iban a  hacer lo imposible no creían que pasara el mes de vida.
 
Hacía tan poco que me había quedado viuda, perdiendo a mi marido, mi amor, que mis defensas no estaban para soportar otra pérdida.
 
Fueron días de dolor. Yo me quedaba todas las noches en el hospital. Desde que mi marido había fallecido, en un espantoso accidente a principio de ese año, nadie me ataba a nada. No había tenido la dicha de tener hijos, pero Dios me había dado a mi amada sobrina que era además mi ahijada.
 
Una noche, la última que estuvo con vida se sentó como pudo en la cama, me abrazó fuerte y me susurró casi imperceptiblemente que buscara la caja azul de terciopelo que había en su casa y sin atreverme a abrirla, la incinerara. Me pidió que se lo jurara por la vida de mi ahijada. Y así lo hice.
 
Al otro día falleció.
 
Después de todos esos días de luto y lágrimas fui a juntar sus cosas y, a pedido de mi madre, vaciar la casa.
 
No había mucho para sacar, por suerte.
 
 Acosté a mi sobrina  en la cuna para poner manos a la obra. Guardé su ropa y los adornos en cajas para donar.  La ropa de la beba la puse en valijas para llevarla a mi casa.
 
Y recién cuando el ropero estaba vacío, en una pared descubrí un hueco. Entonces me acordé de la caja.
 
Metí la mano y toqué el terciopelo. Me costó sacarla, era muy pesada.
 
 
Juro que no la iba a abrir, pero se me resbaló de las manos y cayó al piso. La tapa que estaba sellada se abrió desparramando un montón de sobres blanco llenos de fotografías y cartas. Los junté como pude tratando de no mirar, era como violar la memoria de mi hermana. Hasta que en el borde de la cama, justo en el suelo, vi que una fotografía suelta me incitaba a mirarla. 
 
Me arrodillé confusa, la tomé con las manos temblorosas y los ojos nublados por las lágrimas.
 
Ahí estaban. Mi hermana menor y mi marido desnudos en la cama. Con ira empecé a abrir todos los sobres. Mi marido besando su panza, mi marido besando su boca. Mi marido armando la cuna. Mi marido escribiendo poemas... Mi hermana.
 
Al borde de la locura alcé a mi sobrina, cargué su valija y salí corriendo de la casa. Sin mirar atrás dejé las cartas desparramadas, las fotografías,  la caja rota, el terciopelo azul desgarrado sobre la cama.
 
Tal vez se había hecho justicia, después de todo. 
Tal vez la vida me había dado revancha. 

 
 

                                       Sindel Avefenix

Para abrir más cajas misteriosas visitar a: El Demiurgo de Hurlingam



Todos los textos que están expuestos en este blog son propiedad intelectual de mi persona y están registrados bajo el nombre Sindel Avefénix. Salvo menciones expresas de otros autores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu visita y por dejarme tu opinión.