No hay una respuesta más terrible e implacable que tu silencio.
Es un choque contra una realidad inaccesible, impenetrable.
Esperaba, de algún modo, poder recepcionar algo escondido en esa oquedad sonora, en ese abismo falto de expresiones que me lleva a pensar, y repensar en cual será su verdadero mensaje.
¿Será acaso un anuncio confuso entre la duda y la certeza de algo que se termina así, enmudecido y letal?
No puedo esclarecerlo, va dejando con el correr del tiempo esa espina lastimera, que me hunde en la miseria de ser impotente frente al hielo de tanto desinterés.
Intenté durante horas entender su significado, desentrañar su eco mortífero que taladra mi inconciente, pero es un precipicio oscuro donde caigo buscando respuestas calladas que jamás serán descifradas.
Por más que invadan mis razonamientos las suposiciones y las teorías, son tantas posibilidades y probabilidades en ese pequeño espacio vacío, que deja de ser cuerdo mi pensamiento y quedo anestesiada. Hasta que logro comprender que este mutismo inviolable es la clara confirmación de que por tu lado no habita ni siquiera el más mínimo deseo de engendrar una palabra que me devuelva la paz que perdí , el orgullo herido que resigne y la necesidad de recuperar mi dignidad.
Y a la larga esa mudez inaccesible deja entrever el aura de tu indiferencia, la inexpresión de alguien que me sumerge sin piedad en esa fría oscuridad de la ignorancia, donde dejo de existir y paso a ser, tal vez, recuerdos borrosos en un mundo donde los vocablos y las réplicas se esfumaron tras el fantasma del olvido y la infimidad.