Este jueves vuelvo, después de mucho tiempo, a participar de esta hermosa convocatoria de amigos y letras. Mónica nos propone inspirarnos en alguna de las fotografías que expuso para escribir algo.
A mí me inspiró la que les dejo a continuación:
De repente todo fue oscuridad.
No podía entender, ni recordar por qué me encontraba vagando en la búsqueda de una luz que me rescatara de la confusión.
Caminé durante un tiempo que no tuvo medida ni espacio, pero que se hizo eterno. Y cuando ya mis pies cansados se estaban dando por vencidos, distinguí a lo lejos un pequeño fulgor.
Con las últimas fuerzas que me quedaban corrí hacia él y cuando por fin lo alcancé, pude ver que provenía de las velas encendidas que sostenía en sus manos un grupo de gente que marchaba hacia algún lugar.
Sin dudarlo y con curiosidad me uní a esa peregrinación silenciosa que emanaba una mezcla de dolor y resignación. Nadie parecía darse cuenta de mi intromisión, cada uno iba con los pensamientos en lo suyo.
Así, despacio, seguimos hasta llegar a una plazoleta en la que había una especie de improvisado altar sobre el cual reposaban un montón de flores frescas y varias fotografías, entre otras cosas como rosarios, zapatos y cruces.
Todos los integrantes del grupo se pararon al borde del altar y solamente rompieron el silencio para rezar al mismo tiempo que iban, de a uno, depositando las velas perfectamente ordenadas sobre el piso.
Yo, que no comprendía nada, decidí pasar sobre ellos y acercarme lo suficiente al altar para observarlo bien.
En aquel momento un soplo de aire helado me rozó la espalda.
Entre ese montón de flores ofrendadas, recuerdos y fotografías; estaba mi retrato y también el de todos los compañeros con los que habíamos subido al autobús para emprender nuestro viaje de egresados.
De repente mi mente confundida se aclaró y encontró ese eslabón perdido sobre la triste verdad de mi destino.
Entonces ya no hubo más oscuridad, un resplandor blanco guío mis pasos hacia el otro lado del altar, allí donde estaban extendiéndome la mano, para emprender otro viaje, mis compañeros, a los que como a mí, un conductor, pasado de copas, nos había arrancado la adolescencia y la vida.
Sindel Avefénix
Más relatos de fotos inspiradoras en lo de:Mónica - Neogeminis
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