Gina siempre había sido curiosa, desde que había formado su
propia familia se había puesto obsesiva en saber todo sobre la intimidad de cada
uno de sus integrantes. Para ello se había tomado la costumbre de revisar
bolsillos de sacos, pantalones y carteras. Así se había enterado que su hijo
había ya debutado sexualmente con su novia al descubrir en uno de sus bolsillos
unos cuantos preservativos. Y también que su hija fumaba a escondidas al
encontrar en el fondo de su cartera un encendedor Zippo. A su marido le revisaba las camisas, y todo lo
que tuviera un hueco para guardar algo, pero jamás le había encontrado nada
fuera de lugar.
Cuando se acercaban sus cumpleaños, esperaba que su esposo se durmiera, y hurgaba
en su maletín en un doblez con cierre donde él guardaba siempre los regalos y
los espiaba antes de que llegara el día. Su ansiedad no la dejaba esperar la
sorpresa, que de hecho no le gustaban.
Unos días antes de su último cumpleaños, luego de andar
rondando por la intimidad de todos, cuando su marido se durmió, tomó el maletín
para ver que le había comprado esta vez su esposo. Encontró en el lugar de
siempre un estuche de terciopelo rojo,
asombrada lo abrió y ante ella se desplegó una hermosa cadena de oro con
un dije diamantado de corazón que brillaba como el sol. Dentro había también
una nota amorosa que decía: “A mi amada mujer, que siempre me acompaña a pesar
del paso de los años. Te amo más que nunca.”
Entusiasmada cerró el estuche, guardó todo en su lugar y se
fue a dormir.
Cuando llegó el gran día, su marido la despertó con el
desayuno en la cama y le entregó el regalo. Gina ya sabía lo que era pero lo
abrió simulando sorpresa. Era el estuche rojo que había visto, pero en su
interior había una pulsera dorada, ni siquiera de oro, con apliques de plata
que adornaban unas perlas falsas a simple vista. Se quedó helada. ¿Tan mal
había visto lo del estuche aquella noche?
No dijo nada, se puso la pulsera con naturalidad y comenzó
ese día que la esperaba con los preparativos para la cena. Quedaron en almorzar juntos cuando salía de la
oficina, como lo hacían todos los años para esas fechas especiales.
Al mediodía se arregló, y fue directo a buscar a su esposo,
llegó temprano, pero no tenía apuro porque ya tenía todo organizado para la
noche. Entró a la recepción donde la recepcionista le informó que el señor
estaba en una reunión, pero si quería pasar
a esperarlo dentro se encontraría con su secretaria para que le sirviera
un café. Como la conocía desde hacía muchos años, se dispuso a entrar y de paso
saludarla ya que hacía mucho que no la veía. Era una chica encantadora que
siempre había apoyado y ayudado a su esposo incondicionalmente.
Cuando se abrió la puerta del despacho Gina sintió que sus
piernas se aflojaban; a lo lejos vio el resplandor que venía del cuello de la
secretaria. No pudo avanzar más, al instante se dio cuenta de que era la joya
que había visto brillar aquella noche en el maletín de su marido. Ésta vez la
curiosidad le había dado la peor y más grande sorpresa de su vida.
Sindel Avefénix
Muchas más curiosidades en lo de: Tere
Vaya chasco, aunque ya se esperaría algo parecido, para alguien tenía que ser el regalito.
ResponderEliminarLa vida te da sorpresas como dice la canción y la curiosidad...mató al gato.
Me alegra que hayas estado este jueves con nosotros, eso es buena señal.
Gracias por el esfuerzo
Besitos :))
Muchas gracias Tere, yo estoy más feliz de haber podido estar con ustedes.
EliminarUn abrazo.
Pues hala, a comenzar con los papeles del divorcio y que le pase una pensión que la haga vivir de renta... hay que ser prácticos. :)))
ResponderEliminarUn beso y un café.
jajaja menuda sorpresa se llevó!...y me quedo con el comentario de Verónica!...ante lo evidente, hay que ser prácticos! jejeje
ResponderEliminarEste afan por curiosear el mundo que le rodea, sin duda lo va a lamentar toda la vida. Ahora no le queda más que tomar una decisión que, sin duda y sea la que sea, será dolorosa.
ResponderEliminarAl refran de "La curiosidad mató al gato" a este hay que unirle aquel de "ojos que no ven corazón que no siente".
En este caso vio demasiado, aunque ¿quien sabe...?
Muy buena historia, un abrazo fuerte
Creemos que conocemos a las personas; pero a veces pueden suceder esas sorpresas desagradables, una pena verdaderamente una pena.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Flor de sorpresa y regalo en su cumpleaños. Curiosear lo ajeno, siempre da sorpresa, pueden ser agradables o de las otras, en este caso un engaño difícil de tragar. Como dice Carmen, nunca terminamos de conocer a las persona y que curioso es eso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué hacer ahora? Se descubre o disimula y sigue con él sabiendo lo que se trae entre manos. Difícil decisión. Lo que creo es que esto aumentará sus continuos registros, ahora está herida y una mujer herida.....
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
¿Queria un regalo? pues menudo se llevo. De no haber invadido la intimidad ajena este disgusto no lo sufríria. !pobre!
ResponderEliminarBuena historia. Un abrazo.
Bueno, después del natural mal trago de saberse engañada, la seguridad de saber a qué atenerse con respecto a su marido. La curiosidad le ha servido para descubrir que no es oro todo lo que reluce y no me refiere únicamente a la pulsera de baja calidad que le regaló.
ResponderEliminarUn abrazo.
La curiosidad la aniquiló. Yo a veces prefiero ni averiguar: ojos que no ven...
ResponderEliminarMuy buen relato, una joyita con mejor destiino que el collar: nuestro disfrute.
Besos y que sigas pum para arriba!!
Qué dura decepción! Bueno, husmear tiene esos riesgos pero de alguna manera su curiosidad la llevó a develar una realidad que hasta ahora desconocía. No sé si es justificable o no la actitud de Gina, pero sin dudas le sirvió para conocer a quién tenía a su lado.
ResponderEliminarMuy buen relato!
Besos al vuelo: Gaby*
muy buen relato, me gusto ... pero me imaginaba aquel desastrozo final
ResponderEliminarJarrito de agua fría le ha caído en gracia por curiosa. Su vida por los suelos o quien sabe, ahora puede agudizar otro tipo de curiosidad en su nueva vida... ¿ aprenderá? ohmmm, positiva...
ResponderEliminarBesos!!!
me alegra leerte un montón... :)))
Puede que le sirva para dejar de fisgonear y estar mas pendiente de lo real. De todas formas el marido un poco chapucero, no?, se merece el jaelillo que vendría después.
ResponderEliminarun beso
Que desilusión darse cuenta del valor que la representaba en el regalo, jeje. Lo triste de no le gusten las sorpresas, es que realmente experimentó, en esta, su primera vez.
ResponderEliminarDeberá tener más cuidado...
Y ahora se dió de cara con la realidad, eso sin dudas apresura la toma de decisiones, por eso hay que tener en claro antes, que es lo que se va a hacer en caso de encontrarse algo, todos aquellos que emprenden con tanto afán esta tarea, de lo contrario corren el peligro de encontrarse en medio del dolor haciéndose la pregunta: ¿y ahora qué?
ResponderEliminarMuy buen aporte a la curiosidad del jueves Sindel! para pensar, te dejo un gran beso