Nosotros no molestábamos a nadie, vivíamos
tranquilos en esas tierras que eran nuestras por derecho, heredadas de
generación en generación, trabajada con sudor y sangre por nuestros antepasados
y nosotros mismos.
Los problemas familiares o del pueblo los
resolvíamos en el consejo semanal donde el cacique de la tribu mediaba para
lograr un entendimiento.
No usábamos armas
solamente unas flechas y lanzas para cazar nuestra comida. Nuestra mejor
arma era la palabra.
Hasta que un día
llegaron ellos movidos por la fiebre del oro y su ambición desmedida. En sus
manos tenían picos y armas que no conocíamos. Primero ocuparon los territorios
cercanos, pero al ver frustradas sus expectativas avanzaron por más. Y así fue
que un día invadieron la aldea, quemaron nuestras chozas, violaron a nuestras
mujeres y mataron a los ancianos. No pudimos defendernos, no supimos cómo. A
los más jóvenes nos tomaron como esclavos, nos pusieron un pico en la mano y
nos hicieron trabajar de sol a sombra buscando con desesperación el dorado
metal que habían venido a buscar. Cuando
asumieron que sus ambiciones no tendrían fruto, se fueron. Nos dejaron
abandonados, enfermos y miserables. Muchos murieron a los pocos días, yo logré
sobrevivir.
Ahora ya soy viejo pero todavía tengo las
cicatrices en mi cuerpo y en mi alma, vi morir a mis padres, hermanos, y a mis amigos. Tuve suerte de encontrar en mi
camino gente que había pasado por lo mismo y entre todos pudimos recuperar algo
de la dignidad que nos habían robado. Y desde ese día en que llegaron no hay un
solo momento en que no me pregunte, cómo algo que era tan brillante como el sol
pudo haber generado tanta oscuridad.
Sndel Avefenix
La vida según la cuenta cada uno. Bonita iniciativa.
ResponderEliminarSaltos y brincos.
Siempre hay dos campanadas sobre un tema. quise mostrar esta que es la que más perdió.
EliminarUn besote.
¡Maldito oro!
ResponderEliminarMalditos los ambiciosos!!! Un beso.
EliminarInquietante pregunta del narrador. Tal vez la oscuridad esté en los invasores, no en aquello que atrae su atención. El objeto de ambición puede cambiar, sin que disminuya la ambición.
ResponderEliminarSí la oscuridad está en el hombre, no en las cosas materiales, pero hay pueblos que tienen otras escalas de valor sobre esto.
EliminarUn beso.
Hay que oír a todas las partes. Cuantas mentiras hemos aprendido de la historia escrita por los de un lado solamente.
ResponderEliminarUn beso.
Siempre la historia mostró el lado de los que ganan, los que pierden han sido enmudecidos.
EliminarUn beso.
Cuantas tropelias, cuanto dolor sin sentido. La avaricia es lo que tiene, nunca se está satisfecho. Si no se encuentra lo que se busca...Se descarga la ira, con los pobres que sabemos no se pueden defender.
ResponderEliminarGracias por traernos el otro lado del oro.
Besos Sindel.
Gracias a vos Lucía por tus palabras, quise mostrar ese lado que muchos han olvidado, y que son los que más han sufrido.
EliminarUn beso.
Has puesto cada palabra en su lugar, con el dolor de las heridas abiertas.
ResponderEliminarAsí es el otro lado del brillo, cuando cae la oscuridad que todo lo corrompe, desmedida ambición que lleva hasta la muerte, y muchas veces por nada.
Un abrazo querida Sindel :)
Esas heridas quedan para siempre, se pierde todo sin haber buscado nada.
EliminarUn beso enorme.
Lo grave es que,a esos buscadores, insaciables, no les ha importado seguir masacrando otras generaciones.
ResponderEliminarHan cambiado las herramientas, pero su ambición es la misma.
Un abrazo.
Tal cuál Juan, la historia se repite en todas las épocas, y los ambiciosos jamás aprenden, al contrario cada vez cometen peores crímenes.
EliminarUn abrazo.
Hay pueblos que no entienden el gusto por ese amarillo que perdura y brilla, que no se corrompe. Y son sabios, porque ellos lo llevan dentro y no necesitan buscarlo fuera. Excelente!!
ResponderEliminarUn beso
Son pueblos que no tienen otra visión sobre el valor de las cosas y de la vida misma.
EliminarUn beso.
Me está subiendo la temperatura, ¡no sabía que leer oro diera fiebre!
ResponderEliminarBesos dorados.
Lo que da fiebre es leer tanta injusticia Gloria. Gracias por pasarte.
EliminarUn besote.
El oro no se corromperà, pero si puede corromper a quien no sabe darle el justo valor que tiene, porque entonces, con el paso del tiempo, nos covencemos que no era oro, sino oropel.
ResponderEliminarMis cordiales saludos
Así es Adelfa, es el valor que uno le da, y no el que verdaderamente tiene.
EliminarUn beso.
Un fiel retrato de nuestra sufrida América...el sueño de algunos a veces implica la desgracia de otros...es lo que trasunta la historia de nuestra civilización.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es una historia repetida, siempre sufre el más débil, y así fueron sacados de la faz del mundo, sin que nadie lo notara demasiado, hasta que fue demasiado tarde.
EliminarUn besote.
Será por eso que muchos hablan de la maldición.
ResponderEliminarAunque me decanto más por la extrema avaricia .
Abrazos
No creo en maldiciones, me parece que quizás han pagado con su sangre toda la sangre ajena que han vertido.
EliminarUn beso.
Cierto, como es posible que algo tan bonito genere tanta maldad?
ResponderEliminarBss.
Es que se convierte en algo que se quiere poseer a cualquier precio. Así es la ambición.
EliminarUn beso.
La ambición desmedida de las personas, que las hacen volver crueles, sin sentimientos, todo para satisfacer esa insana ambición.
ResponderEliminarAsí fue, real, real
Un abrazo
Así es la fiebre, los hace inmunes a cualquier dolor que provoquen, solo llevan una misión adelante sin importar lo que tengan que sacrificar, o a quién haya que matar.
EliminarUn beso.
sabías que al principio de la comquista, los nativos decían de los españoles que eran comedores de oro? ¿por qué? por que su primer gesto , al tenerlo en sus manos tras haberlo robado a los nativos era llevárselo a la boca para comprobar su dureza o calidad...
ResponderEliminarhe dicho.
medio beso.
Ay Gus, hay tantas cosas escondidas en la historia, modificadas para que los que más sufrieron parezcan salvajes o indómitos. No estoy de acuerdo con los robos o las matanzas que se han hecho en nombre de la cristianización o civilización, para mi fue todo un aniquilamiento.
EliminarUn beso enorme.
Un metal que creo muchas miserias, y en muchos casos solo fue una quimera un mal sueño, que por lo que cuentas tuvo muchos daños colaterales... lo que si comparto es que en otros momentos de las historia, como en las colonizaciones ese daño tuvo que ser muy similar...
ResponderEliminarBesos
Siempre que llegaron personas a invadir algo las cosas terminaron mal, será que ambicionar las cosas ajenas enceguece al hombre y quiere poseerlas a cualquier precio.
EliminarUn beso.
Los fuertes ganan sin importar lo que queda detrás. Muy bien contada esta visión Sindel.
ResponderEliminarBesos.
Gracias San, siempre pierden los débiles o los buenos, no sé que pensar ya.
EliminarUn beso.
guauuuuuuuuuu, el relato te ha quedado genial, has descrito lo que hace perfectamente la avaricia, porque vivían muy tranquilos sin la mano del hombre avaricioso jorobándolo todo.
ResponderEliminarUn besazo.
Y por cierto, que estoy celebrando en mi blog que ya somos 300 seguidores, y tengo un sorteo con el libro de ElDany, por si quieres apuntarte.
Hola Tamara, ya vi lo de tu blog, te dejé mis felicitaciones y que sean muchos más.
EliminarUn besote.
Me ha encantado tu visión de la historia desde el otro lado.Cuántos abusos cometidos! Un beso
ResponderEliminarMuchísimos Charo, de los dos lados hubo muerte y decepción, unos la buscaron a otros les llegó injustamente.
EliminarUn besote.
La vida con toda su crudeza que golpea sin piedad, la vida no, algunos deslmados sí. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Alis, bienvenida a mi blog, Un beso.
EliminarLo malo, Sindel, es que sigue sucediendo. Que bajo la bandera del poder y el dinero, se siguen exterminando pueblos, civilizaciones, formas de vida. Un ejemplo de esto puede ser la cuenca del Amazonas que está siendo esquilmada por sus recursos. Y lo que es peor, estamos adormecidos, idiotizados y nada hacemos por evitarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acá apareció Pepe, que mal anda esto!!! Un besote.
EliminarJuraría que te había dejado mi comentario. Vuelvo a dejártelo.
ResponderEliminarDecia que lo peor es que aún sigue sucediendo, que bajo la bandera del poder y del dinero se siguen esquilmando y aniquilando pueblos, civilizaciones, formas de vida. Un ejemplo puede ser la selva amazónica cuyos habitantes van siendo inexorablemente desplazados por el ansia depredadora de los paises "civilizados".
Peor aún es nuestro silencio cómplice. Estamos adormecidos e idiotizados. Cuando despertemos, posiblemente sea ya muy tarde.
Un abrazo.
Cuánta razón llevas Pepe, no sé lo que nos pasa, solemos reaccionar siempre tarde, debe ser porque no nos ha tocado a nosotros de cerca, o porque estamos con tantos otros problemas que los dejamos para después.
EliminarTu otro comentario no me llegó. Pero me alegra leerte.
Un beso.
A veces pienso, en la expresión de los indígenas al verlos llegar, tan distintos, desde sus atavíos, su modo de hablar y... sus intereses. Muy bueno tu relato Sindel, que pone a la vista tantas injusticias cometidas en nombre del poder y el hambre de conquistas.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Ésta vez me puse del otro lado, de los que fueron aniquilados en nombre de la ambición.
EliminarUn beso enorme.
Oro, poder, ambición, posición social, diferentes perros con el mismo collar (de oro) todo vale.
ResponderEliminarBesos.
Esta vez fue el oro, otras simple ambición.
EliminarUn abrazo.
Pobres indioa Sioux, que látima de los Tabajara... y los maltratados Navajas?...tantas otras tribus, diezmadas y desposeidas de sus tierras y de sus posesiones. pero como hace tanto tiempo de ello, nadie habla de ellos.
ResponderEliminarLo peor de todo, es que ahora mismo existen tambien, atropellos similares.
Un post estupendo amiga.
Muchas gracias Montserrat!!! Hoy en día, al menos en mi país siguen siendo desterrados y abusados por los poderosos. Es una historia que se repite sin parar.
EliminarUn abrazo enorme.
La avaricia, el dinero, la búsqueda desmedida del oro, lleva al ser humano a cometer las mayores de la vilezas. Un besote
ResponderEliminarEs verdad Alicia, se enceguecen con su ambición y arrasan con todo lo que se interponga.
EliminarUn beso enorme.
El oro que puede comprar vida, felicidad y bienestar, al final, como dices en tu relato, a veces solo trae oscuridad. Un beso.
ResponderEliminarTodo lo que se consigue en base a dolor de otros es oscuro.
EliminarUn beso.
La última frase es buenísima, genial.
ResponderEliminarEl relato me gusta especialmente por el punto de vista que le das, el del nativo que no entiende esa ambición.
Besos, amiga.
Gracias Juan Carlos!!! Es un placer saber que te gustó mi relato.
EliminarUn beso.
Avasallar a cualquier precio. Esa clase de ceguera que surge de mirar atraves del cedazo de la avaricia.
ResponderEliminarBesos
La peor de todas, la que ciega el alma, la bondad y la piedad.
EliminarUn beso Rosa!!!
Tu última pregunta, concluye un muy buen relato y resume lo absurdo de esta fiebre.
ResponderEliminarNos tienes acostumbrado a tus reflexiones acertadas y expresada con calidad literaria.
un fuerte abrazo
Cass me halaga tu comentario, sabes que te admiro y viniendo de alguien como vos lo siento con mucha alegría todo lo que me escribis.
EliminarUn beso enorme.
las venas abiertas de america latina... y así como lo has dicho:
ResponderEliminartanto brillo para tanta oscuridad!
un abrazo, sindel!
Y la sangre derramada, y el dolor...
EliminarUn abrazo enorme.
Hoy, igual que antes, el ser humano pone su ambición por encima de todo, incluso por encima de la vida de sus congéneres; y cegados por esta absurda soberbia, todo lo que les rodea se convierte en "prescindible".
ResponderEliminarUn abrazo y perdona la tardanza.
La espada en una mano y la cruz en la otra. Cuántos desatinos se han cometido en nombre de dios, eso sí, sin mencionar que ese dios se llamaba dinero, poder y soberbia, es decir santísima trinidad.
ResponderEliminarBesos
la avaricia humana que no tiene limite... en cualquier parte del mundo...precioso relato. besos.
ResponderEliminarSe parece a mi relato por los protagonistas, los indios y los blancos, colonos o buscadores de oro, todo lo arrasaron, lo que les pertenecía a los verdaderos americanos lo robaron. Cunde la oscuridad cuando se codicia el oro, así fue así sigue siendo.
ResponderEliminarBesitos y perdón por el retraso estaba viendo el oro puro del sol napolitano.