Este jueves Molí nos invita a escribir una historia sobre alguna escultura al aire libre. Nos ha propuesto varias y yo elegí esta:
Nadie conocía su nombre ni de dónde venía.
En el pueblo, sin embargo, todos la veían, desde hacía años, siempre sentada al borde de la rambla que daba al mar.
Su imagen oscura y meditabunda hacía que nadie se atreviese a hablar con ella. Simplemente se había convertido en parte del paisaje, un símbolo del pueblo, casi una estatua misteriosa, imposible de desentrañar.
Los habitantes más viejos decían conocer su historia y la pregonaban a los demás tal como la habían inventado. Decían que esperaba a su amor que un día la había abandonado subiendo a un barco para nunca más volver.
Sin embargo su corazón guardaba una verdad totalmente diferente. En él albergaba la nostalgia de una vida a la que jamás podría regresar y el arrepentimiento de una decisión que ya no podía torcer.
Su padre le había advertido que el cambio no sería bueno, pero lo desoyó obnubilada por lo que en sus horas nocturnas había entre visto escondida desde su mundo.
Las luces, los olores, el aire y una vida diferente la sedujeron y fue entonces que ante el llanto de su madre, de sus amigas y de su pueblo se entregó a la tentación del cambio sabiendo que iba a cambiar su cuerpo en ese paso, pero no su esencia. Pero eso no le importó y sin mirar atrás, se fue.
Apenas salió de su mundo se generó la mutación y se convirtió en mujer.
Así descubrió que nada era como ella había soñado, el mundo humano estaba lleno de ambición, de indiferencia, de desamor y no tenía nada de magia. Nunca pudo encontrar su lugar en él. El único lugar que había ahora para ella era ese espacio frente al mar, en el cual se lamentaba día a día por haber despreciado aquello que la había engendrado y por haberse dejado llevar por la ambición de ser lo que hoy era. Un cuerpo de mujer con alma de sirena.
Sindel Avefénix
Más relato sobre esculturas al aire libre en lo de: Molí - Molí del Canyer
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Qué bonito! Me ha gustado tu inspiración y además que hayamos coincidido con la estatua.
ResponderEliminarUn besazo!
Muchas gracias, María! Sí, fue la que me resultó más inspiradora. Un beso enorme.
EliminarMuy defraudada debió sentirse, pero ya le advirtieron que no habría vuelta atrás.
ResponderEliminarMuy aleccionador el relato. Beso, compi.
Los riesgos que se corren cuando se toman decisiones, hay que enfrentarlos. Gracias por pasar. Un beso.
EliminarSiempre hay dos historias para lo desconocido, la leyenda mucho mas poética y la realidad, digo realidad porque hay muchas sirenas varadas que desoyeron los consejos y perdieron su "voz". Un aplauso y un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, linda. Hay tantas sirenas perdidas en este mundo. Un beso enorme.
EliminarQue hermoso relato!! siempre me sorprendes por tu delicada manera de escribir.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Ilesin! Qué lindas palabras. Un beso.
EliminarLas sirenas siempre amaron a los hombres pero jamás les ha ido bien fuera del agua.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Hay ternura y hasta un poco de arrepentimiento de esa sirena.
Un beso muy grande.
Yo diría que mucho arrepentimiento, pero es tarde para volver atrás. Gracias por pasar, linda. Un beso enorme.
EliminarY es que a los humanos hay veces que mejor no acercarse, y quedarse en la solitud del fondo marino.
ResponderEliminarUna bella historia.
Totalmente de acuerdo, compañera. Gracias por pasar. Un beso.
EliminarCompruebo que cuatro amigas habéis coincidido en la misma imagen. Seguro que la atracción del mar y la quietud de esa especie de sirena varada, tiene mucho que ver con la elección.
ResponderEliminarInspirado y bello relato, el tuyo.
Un beso.
Sí, a mí fue la que más me atrajo para escribir. Gracias, Juan. Un abrazo.
EliminarDescribes maravillosamente a esa bella sirena convertida en mujer, que sigue mirando y añorando su mar.
ResponderEliminarEstoy de vuelta, por cuanto tiempo no lo sé.
Gracias por tu visita, comentario y guardarme en tu recuerdo durante mi ausencia.
Un abrazo.
Ambar
De nada, Ámbar. Es un gusto seguirte y esperarte. Espero que te quedes un buen rato. Besitos.
EliminarConozco a más de una con alma de sirena y el corazón anclado a la piedra. Pero mirando al mar se siente libre.
ResponderEliminarBesos
Así es, mirar al mar libera. Gracias, Rosa. Un beso.
EliminarPor lo que veo , esta estatua ha cautivado a muchas este jueves...será porque somos soñadoras?...Tu relato hace pensar en los equivocas que son a veces las decisiones cuando de toman con el corazón sin tomar en cuenta los consejos de los que por tener mas edad, saben...Pero la vida nos da la opción de equivocarnos..lo malo es que muchas veces no podemos reparar el error...
ResponderEliminarbesos jueveros
Sí, es cierto. Es una imagen preciosa. Gracias por tus palabras, Diva. Hay que pensar bien las decisiones que tomamos.
EliminarUn abrazo enorme.
En tu relato el canto de sirena se produce a la contra, ¡qué original!Me gustó
ResponderEliminarMuchas gracias, linda! Besos
EliminarQué original!!! has cambiado la tradicional historia.
ResponderEliminarNo sé que pasa es el tercer comentario que dejo ¿lo dejo de verdad o se esfuma?
Han quedado dos comentarios, preciosa. El otro no sé que habrá pasado. Un beso.
EliminarNo siempre salen las cosas como las soñamos. Me encanta la historia que has creado para esa mujer con alma de sirena, quizá como muchas de las que conocemos que miran con nostalgia el pasado porque no acaban de encontrar su sitio en el presente.
ResponderEliminarUn beso.
Esa es la interpretación de mi relato, las decisiones que tomamos y luego comprendemos que fueron erróneas. Un beso enorme.
EliminarMe ha gustado mucho la interpretación que le has dado a esta figura melancólica que tanto ha inspirado esta semana a los participantes jueveros (se ha repetido como fuente de inspiración de varios textos) Un fuerte abrazo
ResponderEliminarA mí en particular me acercó a las musas, que bien lejos andan en estos tiempos. Muchas gracias, Moni por pasar. Besos.
EliminarGran relato, Sindel. Lo has narrado de una forma muy intensa, hasta llegar a ese final de sorpresa. Pobre sirena, parece que también no estaba a gusto como Dios la había creado, y su decisión fue irreversible. =) ¡Bingo! Seleccionamos la misma imagen. =)
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias, linda. Sí, es cierto muchas elegimos la misma estatua, es que es muy inspiradora. Un beso.
EliminarY es que lo pasado, pasado es. Y no tenemos más remedio que asumir las consecuencias de nuestras decisiones irrevocables. De todos modos, la naturaleza siempre guarda algún regalo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Sindel
Exactamente así como lo decis. Ojalá la naturaleza le traiga algo bueno a esta sirena arrepentida. Un abrazo.
EliminarQue relato tan precioso! Pero dejar la preciosidad del mar por una vida en la tierra, pobre lo esta pagando muy caro. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Molí!!! Un gusto participar en tu jueves. Besos.
EliminarHay que desconfiar de los que dan advertencias y son implacables con los que quieren algo nuevo. Y es humano fallar en perseguir los sueños, pero hay méritos en intentarlo.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bueno ese pensamiento, es cierto lo que vale es haberse jugado al cambio. Un abrazo.
EliminarUna sirenita moderna... me ha gustado tu relato, mucho.
ResponderEliminarBesos.
Normalmente las sirenas se convierten en humanas por amor, en esta historia tuya simplemente quiso cambiar de vida. Tal vez, de estar enamorada, la ilusión del amor le hubiera hecho olvidar su hogar marino.
ResponderEliminarUna preciosa historia a pesar de la tristeza que de ella se desprende.
Un fuerte abrazo.